María Fals Fors
M.A Historiadora del Arte. Crítica de Arte
El arte es una acción creadora de los seres humanos. En ella se refleja la realidad, recreándola con la imaginación y agregándole un componente subjetivo, interpretativo e individual. El artista, quienquiera que este sea, conforma una realidad estética, un universo de imágenes que puede cumplir diferentes funciones.
Una de las primeras fue la mágico-religiosa, tan antigua como el arte rupestre del Paleolítico. Guiados por el hambre, la fe, y la esperanza, las personas de entonces, pintaban o grababan cuerpos de animales en las paredes de las cuevas, para hacerlos objetos de un rito que les permitiera transformarlos en la siguiente cacería en tótems sacrificados en pro de la perpetuación de la subsistencia humana.
La función decorativa, de adorno, de placer estético es también muy antigua. El vestuario, el tocado, los relieves sobre las cerámicas neolíticas, las pinturas murales de Pompeya, las puertas de almacenes pintadas por Sol Le Witt y los muros recuperados en los barrios por el movimiento muralista dominicano en la actualidad, son ejemplos, en diferentes momentos y locaciones, del deseo de embellecer los objetos y espacios que nos rodean como expresión de nuestra necesidad estética.
El arte también tiene una poderosa vinculación con los aspectos educativos o didácticos. En las aulas, la educación artística ha sido un eje transversal que ha permitido fusionar los contenidos de diferentes materias en el llamado aprendizaje basado en proyectos, dotando de creatividad, sensibilidad y emoción a los procesos de razonamiento lógico de los estudiantes.
El arte también se ha caracterizado por su accionar en la transformación social a través de la acción de cada uno de los individuos que la componen. Las canciones de Mercedes Sosa, con su voz poderosa dando gracias a la vida, contándonos de las semillas renacidas cuando los campesinos por fin tengan la tierra. Las obras plásticas de Silvano Lora y de Ramírez Conde en la República Dominicana, son ejemplos de cómo el arte se puede convertir en instrumento de lucha en las causas políticas o sociales.
La función comunicativo memorial nos permite conocer el modo de vida de nuestros ancestros, los ambientes en que se movían, sus costumbres y actividades cotidianas. Los cuadros de William Hogart, el artista inglés del siglo XVIII, los temas de interiores de Veermer de Delf donde vemos a una lechera del siglo XVII vaciando un cántaro, nos hablan de la vida en el pasado y son una ventana abierta a épocas ya transcurridas.
El arte tiene también una amplia capacidad de predecir el futuro. La película Tiempos Modernos nos muestra cámaras de vigilancia en los centros laborales, Metrópolis de Fritz Lang, nos presenta un robot en medio de una sociedad futurista, el Viaje a la Luna de Julio Verne y su posterior versión cinematográfica realizada por George Meliés, pronostican el lanzamiento del primer cohete dirigido hacia ese satélite, lanzado desde Cabo Cañaveral. Los dibujos animados de los Simpson han predicho de forma aproximada, la pandemia global y situaciones políticas mundiales.
El arte, por último, tiene una función catártica y liberadora, terapéutica. El ser humano sana su mente y su espíritu, se aleja de los problemas, adquiere herramientas para autoconocerse y desarrollar el optimismo y la resiliencia. Recuerdo como ejemplo del poder terapéutico del arte, el aprendizaje vivido en el curso de verano del 2010 de la Complutense de Madrid, llamado Creatividad e Innovación educativa del arte.
En el mismo, desarrollamos diferentes actividades. En una de ella, fuimos participantes en el proyecto Lova, con el Maestro Miguel Gil. En el mismo, un grupo de personas que no se conocían entre sí, de diferentes edades, países de origen y sistemas de creencias, sin conocimientos musicales, pudimos crear una ópera, que se convirtió para nosotros en un canto de unión, vida y esperanza.
Lova ha seguido desarrollándose en España de forma presencial hasta la actualidad. En estos momentos se presenta de manera virtual, en escuelas, hospitales, institutos de salud mental y otros lugares, contribuyendo en tiempos de pandemia a la felicidad de las personas y al mejoramiento humano en sentido general.
La sociedad necesita del arte como instrumento de desarrollo humano en todos los órdenes. Es saludable la reciente apertura en República Dominicana de los teatros y de exposiciones presenciales, manteniendo las debidas medidas de distanciamiento físico. Es altamente satisfactorio el avance de la remodelación del Museo de Arte Moderno, ya en su fase final, que permitirá finalmente la postergada celebración de la 29 Bienal de Artes Visuales. El arte es una actividad esencial en éste y todos los tiempos, fomenta la creatividad, desarrolla el pensamiento crítico, llevando al ser humano a la sublimación de sí mismo.