Un análisis de las aguas residuales proporciona un método para detectar la presencia del coronavirus en muestras de desechos y también indica si las tasas de infección aumentan o disminuyen, según un estudio que publica este lunes la revista Environmental Science and Technology.
La investigación, encabezada por Alexandria Boehm, profesora de ingeniería civil y ambiental en la Universidad Stanford, partió del hecho de que ese tipo de aguas son una fuente firme de coronavirus, ya que las personas infectadas desechan el virus en sus excrementos, por lo que pueden emplearse en la evaluación de los esfuerzos para contener la pandemia.
El análisis identifica y mide el material genético en la forma de ácido ribonucleico (ARN) de SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, y «confirma que las tendencias en concentraciones de ARN del virus en las aguas residuales corresponden a las infecciones de COVID-19 en la comunidad», dijo Boehm.
«Los datos de las aguas residuales complementan los datos de las pruebas clínicas y pueden proporcionar indicaciones adicionales de las infecciones de la COVID-19 en las comunidades» añadió.
La COVID-19 ha infectado a más de 14 millones de personas y ha causado la muerte de casi 280,000 en Estados Unidos, y tanto el número semanal de casos, como el de hospitalizaciones y los decesos se han ido incrementando en el último mes.
Los métodos para obtener más información que sirva para rastrear los brotes y determinar las medidas de salud pública para las diferentes comunidades siguen siendo clave en los esfuerzos para contener la pandemia.
Según el artículo, «los métodos de detección y seguimiento de la COVID-19 que recurren a la observación de las aguas residuales están ganando ímpetu en todo el país y podrían alertar a las autoridades de salud sobre brotes potenciales días antes que se reconozcan los síntomas individuales del virus».
El ARN viral puede ser aislado de los desechos en las plantas de tratamiento de las aguas servidas, e identificado mediante un proceso de recuperación que el texto describió como «complicado y altamente técnico».
Las investigadoras compararon la eficacia en la detección del virus en dos formas de aguas residuales -el flujo mayormente líquido y la costra sólida sedimentada en un tanque- y encontraron que las muestras sólidas tenían concentraciones más altas y más fáciles de detectar que el flujo semilíquido.
«Estos resultados confirmaron nuestra noción inicial de que enfocarnos en los sólidos del torrente residual llevaría a mediciones claras de la covid-19 en una comunidad», indicó Krista Wigginton, de la Facultad de Ingeniería Civil y Ambiental en la Universidad de Michigan, y coautora del estudio.
Las investigadoras analizaron casi 100 muestras de sedimentos sólidos de la planta regional de Tratamiento de Aguas en San José-Santa Clara (California) de mediados de marzo a mediados de julio pasado tomando mediciones diarias de las concentraciones del virus.
Luego usaron modelos estadísticos para comparar estas concentraciones con los casos confirmados de COVID-19 provistos por el condado, y los resultados de sus análisis fueron a la par de la tendencia de casos con disminuciones en mayo y junio y las cifras más altas en julio.
EFE