Emely Tueni
MADRID, España.-
Desde el anuncio de la sentencia condenatoria a políticos vinculados a la declaración ilegal de la independencia de Cataluña, esa región autónoma, en especial su capital, Barcelona, ha vivido horas convulsas, entre manifestaciones pacíficas y otras vandálicas, según algunos infiltradas por grupos de anarquistas violentos, antisistema, que ocuparon espacios públicos de importancia atemorizando a gran parte de la ciudadanía no involucrada en ningún tipo de protesta.
Los encargados de mantener el orden público, policía nacional, guardia civil, los “mossos” de escuadra, todos unidos, pasaron horas interminables enfrentados a los manifestantes violentos que llegaron a lanzarles ácidos, ladrillos, y trataron de derribar a un helicóptero de la Policía, exhibiendo tácticas de guerrillas urbanas, llevando a cabo una estrategia coordinada de lucha militar que ha dejado hasta el momento de redactar esta columna, unos trescientos efectivos del orden público, algunos de ellos con daños físicos considerables.
El caos que se vive en Cataluña ha dejado pérdidas millonarias afectando varios sectores como el turismo, con las cancelaciones de vuelos, hoteles y restaurantes vacíos, cruceros negados a entrar al puerto de Barcelona, carreteras cortadas, lo que imposibilita que camiones con cargas de alimentos, medicamentos, etcétera, puedan llegar a su destino final.
Asimismo ha causado el cierre de estaciones de trenes, autobuses, en fin, un verdadero desastre, apoyado directamente por el presidente de la Generalitat catalana, Joaquín Torra, quien parece olvidar que la mitad de la población en Cataluña quiere continuar formando parte de España, y que se sienten acorralados en una especie de dictadura, pues los independentistas los acosan, les desprecian en los espacios públicos, universidades, colegios, una situación complicada, que ha derivado en una sociedad dividida, enfrentada.
Muchos catalanes independentistas piensan que ellos son superiores al resto de España. Su presidente Joaquín Torra ha lanzado mensajes despectivos contra los españoles en varias ocasiones. Torra, es un esbirro del pasado presidente Carles Puigdemont, quien huyó cobardemente a Bélgica, luego de proclamar ilegalmente la República Catalana.
En cuanto al Estado Español, no puede, ni quiere ceder a Cataluña, un territorio que le pertenece, como no lo hizo con el País Vasco, pese a años de terrorismo.
Si España aceptara la independencia de Cataluña, tendría que dárselas a las 17 comunidades autónomas que la conforman, entre ellas a Andalucía, Galicia, Asturias, Valencia, País Vasco, Murcia, Canarias, Cantabria, Aragón, Comunidad de Madrid, Islas Baleares y otras. ¡Una locura!.