La pandemia agravó el aislamiento y la soledad de las personas mayores, reavivando el interés por los robots de compañía
CES 2021, la feria de tecnología más grande del mundo finalizó este jueves tras ser realizada de manera virtual, producto de la pandemia de la Covid-19 y en la cual se reconocieron una serie de inventos que buscan mejorar la salud de las personas.
Los organizadores han premiado a una innovación en especial: el VROR EYE DR, un sistema de realidad virtual que permite realizar una medición oftálmica completamente digital.
VROR EYE DR, premiado como la mejor innovación en salud, utiliza imágenes de realidad virtual para estimular los ojos y el sensor de seguimiento ocular incorporado detecta sus movimientos.
“El sensor envía los datos al algoritmo de examen y, después del proceso de análisis, puede obtener los datos del examen oftálmico en forma de informe digital”, detallan los creadores.
Dichos datos del examen pueden ser revisados en un smartphone a través de una aplicación móvil y puede servirle al médico como una historia clínica digital.
Además, en el CES 2021 también se han presentado purificadores de aire inteligentes, dispositivos de manos libres, luces UV-C para desinfección, etc. También se realizan charlas sobre cómo utilizar la inteligencia artificial para transformar la atención médica presencial y a distancia.
La pandemia agravó el aislamiento y la soledad de las personas mayores, reavivando el interés por los robots de compañía, pero los fabricantes intentan moderar las expectativas de quienes buscan humanoides con ruedas y peluches animados cada vez más interactivos.
“La pandemia ha sido un acelerador para nosotros, ¡es casi nuestra razón de ser hoy!”, apunta Antoine Bataille, creador de Cutii, un robot móvil de pantalla, presentado por segunda vez en el CES.
Cutii permite a los usuarios participar en actividades a distancia (juegos, clases de gimnasia, etc.) y hablar con sus seres queridos por videoconferencia, accediendo por comando de voz.
Se puede actualizar de forma remota y equiparse con funciones de asistencia o seguridad, alertando en caso de algún problema.
La firma desplegó sus robots en Francia en 2020 en una treintena de residencias geriátricas. Los Cutii estaban destinados a la venta a particulares, pero el confinamiento cambió los planes.
La empresa ahora comprende mejor las necesidades de los acompañantes que trabajan en los hogares de ancianos. Cutii puede distraerlos mientras son aseados, por ejemplo, facilitando la labor al personal.
Los especialistas en robótica de hoy son capaces de realizar proezas: los robots articulados de Boston Dynamics están causando revuelo en YouTube con su coreografía rítmica, mientras que los investigadores de la Universidad de Cornell están trabajando en robots microscópicos, capaces de inspeccionar el cuerpo humano por dentro, moviéndose a través de tejidos y vasos sanguíneos.
Calor humano
Pero los robots de compañía deben superar obstáculos más psicológicos que tecnológicos.
“Cuanto más dependientes son las personas o más dificultades tienen, más lo aprecian”, apunta Bataille. “Las personas con Alzheimer aceptan muy bien al robot. A aquellos que están más alerta les apetece menos”.
Esta experiencia a gran escala ha hecho que Cutii evolucione para satisfacer mejor las necesidades.
“Todo es posible”, explica el fundador de Cutii. “Pero lo esencial es poder comunicarse con su familia, realizar actividades que las acerquen a otras personas”.
En tiempos de seres humanos con mascarillas y distanciados, los robots son vistos paradójicamente como una forma de hacer que ciertas interacciones sean más cálidas.
Robot de peluche
En el CES 2020, el robot de compañía japonés Lovot conmovió a la multitud con sus grandes ojos de búho, su mirada de oso de peluche y lindas reacciones cuando se le habla o acaricia.
No sirve más que para dar cariño. Como Paro, un robot terapéutico en forma de cría de foca, también japonés, utilizado desde hace más de quince años para la atención de pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
“Cuando una persona mayor sufre de senilidad, es posible que tenga dificultades para comunicarse y ya no pueda cuidar de un animal”, señala Barbara Klein, profesora de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Frankfurt. El robot para reconfortar ocupa el lugar de un perro o un gato “sin las obligaciones”.