Los niños tienen alta dependencia de los aparatos electrónicos, que les son permitidos sin límites de tiempo, secuestrando un porcentaje cada vez mayor de su atención durante el día.
Las vacaciones de verano traen consigo un cambio significativo en la rutina de los niños. Los horarios son más flexibles, las siestas más largas, se les permite más tiempo frente a las pantallas, comer a deshoras o consumir alimentos con alto grado de grasas y azúcares.
Todo lo anterior podría tener un impacto contraproducente en su salud. Además de considerar mantener las comidas más calóricas a raya, es importante incorporar el ejercicio físico para que los pequeños estén saludables, desarrollando a pleno sus capacidades mentales y en su peso adecuado, no solo durante las vacaciones, sino de por vida.
La obesidad y el sobrepeso han alcanzado proporciones epidémicas, según indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En el grupo de 5 a 19 años, el 33,6% de los niños, niñas y adolescentes están afectados por sobrepeso u obesidad, y el 8% de los niños y niñas menores de cinco años, de acuerdo con las últimas estimaciones de UNICEF, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial.
El sobrepeso infantil es un trastorno multisistémico, es decir, que se deriva de la sumatoria de una diversidad de motivos que dan cuenta del resultado final. Para Jorge Rodríguez Prado, experto en desarrollo de programas de acondicionamiento físico y director general de Club Body Shop, en estos tiempos, la incompatibilidad entre el diseño biológico de los niños y la sociedad moderna, es el principal móvil del sobrepeso en los niños.
“Esto se refiere a que los chicos están hiperestimulados digitalmente, lo que genera una hipocinesia o baja tasa de movimiento, derivada de la dependencia a dispositivos digitales que les son permitidos sin límites de tiempo, secuestrando un porcentaje cada vez mayor de su atención durante el día a día. Por otro lado, tenemos una sociedad infantil que además de que se mueve poco, está bombardeada por publicidad donde prevalecen elementos como el azúcar, las grasas saturadas, los refrescos y demás comestibles que componen la industria de productos ultraprocesados”, deplora.
Rodríguez Prado indica que la falta de coherencia entre los ejes de educación, tanto pública como en muchos casos privada, también es caldo de cultivo para el sobrepeso. En los currículos de los diferentes grados no se toman con la suficiente rigurosidad materias referentes a la correcta alimentación o la importancia del movimiento.
Otro elemento es la ausencia de sueño. Como los padres no tienen control suficiente sobre el uso de los dispositivos móviles en horario nocturno, los niños no pueden disfrutar de la correcta higiene del sueño. En la actualidad, el promedio duerme entre seis y siete horas.
El también especialista en activación neuromuscular comprende que iniciar el ejercicio físico a temprana edad va consolidando un hábito de vida. Una persona que practique natación desde la infancia, comienza a enraizar el deporte dentro de su ecosistema y lo va considerando parte intrínseca de su vida. Por lo tanto, “no debe sorprender que en su edad mediana o adulta continúe con este estilo de vida; esta costumbre favorece de forma considerable a su desarrollo biológico -el ejercicio fomenta la madurez del sistema inmune y nervioso-, cognitivo y social”.
Ejercicio cambia presente y futuro de los niños
El primer paso para ayudar a los niños a combatir el sobrepeso es orientar a los educadores. El director general de Body Shop expone que cuidadores, maestros y padres deben estar conscientes de que el juego libre, el ejercicio y el deporte pueden cambiar el presente y el futuro de los pequeños.
Para lidiar con el sobrepeso durante la niñez, el ejercicio físico debe ser de carácter lúdico y no terapéutico. A los niños, el juego, la recreación y la diversión, les genera gozo y placer. Hay que buscar escenarios atractivos para que lo lúdico sea lo que seduzca al pequeño a iniciarse en la actividad física. Las actividades deben integrar una estimulación sensorial y emocional que englobe colores, texturas, aromas, sonidos.
“Todo eso lleva al pequeño a la exploración de su propio espacio de juego, al balanceo, a examinar objetos, conocer la capacidad de su cuerpo en diferentes planos de movimiento, tanto en ambientes terrestres como acuáticos; participar en diversos tipos de disciplinas, algunas más rítmicas-deportivas, otras más asociadas al deporte colectivo o individual; y permitir, a través de todos estos estímulos, encontrar aquella práctica que le represente un mayor nivel de disfrute. Es así como a partir de ahí, se puede estimular para que esto se convierta en un compañero de vida”, asegura.
El ejercicio siempre debe ir de la mano de buenos hábitos alimenticios y, por sobre todas las cosas, del ejemplo y compañía de los padres. Se deben controlar las comidas con altas cantidades de hidratos de carbono; al igual que con niveles de sodio por encima de lo recomendado para un niño, como las bebidas azucaradas; las harinas refinadas, entre otros.
Club Body Shop tiene programas exclusivos para niños enfocados en educar y crear el hábito para una vida saludable, utilizando como base el ejercicio, la práctica de deportes y las actividades de recreación, dentro de estos se encuentran: wellness integral, voleibol, natación y otros. Para este verano, ofrece un atractivo campamento dirigido a niños con el firme propósito de acercarlos a un estilo de vida saludable. Para más información ingresar a: https://bodyshop.do/