Petra Saviñón Ferreras
Hoy por Tamayo, pueblo trabajador y empobrecido del sur, ese sitio que todavía insisten en llamar profundo o lejano ¿De dónde, de qué? ¿Del progreso que ha tenido que salir a buscar, a pelar con garras?.
Tamayo es parte de este país en vías de desarrollo, pero parece que el tramo que le ha tocado es muy largo y no acaba de llegar al final de esa gran carretera.
Hace tres años empezaron el arreglo de sus calles, las de verdad, que son una manera real de montarla en esa larga avenida llamada porvenir.
Pero qué va, la obra está aun a medio talle y la demora no hay que buscarla en el tamaño del pueblo, no vaya alguno a pensar que sea tan grande y esté lleno de tantos pedazos que “entarbiar” que 36 meses no basten.
No ombe, es que un ingeniero, Víctor Tavares, recibió la contrata de manos del Ministerio de Obras Públicas, cuyo titular por cierto es sureño, no lo digo por na’. Después la dieron a Bolívar Ventura, que según el pastor Evaristo Novas la tenía con anticipación. Algo así como ese jueguito de quitaypon.
El caso es que a estas alturas, las calles y el drenaje pluvial no están igualitos que antes, están peor por los impactos de los aguaceros que convierten a esa comunidad en un inmenso charco.
Dice el religioso que lo que la población quiere que le digan ahora es cuándo terminarán estos trabajos y dónde están los cuartos presupuestados para ello.
Pidió a los diputados, en su doble calidad de representantes y fiscalizadores, averiguarle dónde andan esos chelitos. Lo hizo el 16 de noviembre pasado, en el Foro Legislativo que celebró en Neiba la cámara baja para escuchar a la provincia Bahoruco, que habló hasta por los ojos.
Mas, ni aparece el dinero ni hay resultados de la investigación que solicitó. Si alguien sabe algo por favor que lo vocee a voz en cuello en el parque de Tamayo y sepa o no, que apoye el reclamo de los tamayeros por calles que puedan llamar de ese modo, porque la verdad que jesumanifica, nadie merece ese lodazal