Petra Saviñón Ferreras
Uno de los argumentos que enarbola la legisladora Faride Raful para rechazar que sea leída la Biblia en los planteles públicos es que la religión oficial de los niños haitianos es el vodou (o vudú) y esta medida les discriminaría. Más, parte de una teoría errada.
Es preciso que queden claros puntos neurálgicos de esa manifestación para despejar dudas y fomentar la cultura general, en lugar de confundir a la población.
1. Ese ritual africano no es practicado en el país como religión, de hecho, todavía está en discusión si lo es, porque le faltan elementos esenciales. La gente busca un servicio específico. No hay una congregación, una asamblea, una doctrina a seguir, una periodicidad.
2. Su práctica aquí y hasta en Haití convive con el cristianismo, o sea, los mismos que asisten a esos cultos creen en el dios del libro sagrado de los cristianos y de los judios. Muchos van a templos, a hermandades de cristiandad.
Otros solo creen sin acudir a servicios pero igual en algo superior depositan su confianza y los que no lo hacen no es porque son voduistas, pues ateos o solo agnósticos en todos lados hay..
3. La inclusión de infantes es cuasi inexistente en esas celebraciones.Los menores rarísimas veces son involucrados como asiduos, activos creyentes, sino como ajenos espectadores.
4. No solo los habitantes de la parte oeste de la isla acuden a esos ceremoniales. República Dominicana está llena de servidores de misterios nacionales que trabajan a sus compatriotas ávidos de mejor suerte. Sí, eso es vodou.
5. Aunque todo lo contrario no existiese, los estudiantes foráneos asumen la currícula de la nación en la que estudian. Claro, los derechos universales son inviolables pero no aplica en este caso.
Sí aplicaría para alumnos cuyo texto sagrado no sea la Biblia. Ahí sí tendría sentido lo que plantea la legisladora. Incluso, hay una parte de ese libro, el Nuevo Testamento que ofendería al estudiantado judío.
6. Esto nos lleva a la cuestión más importante de todas, ni siquiera tocada. La formación religiosa impartida en las escuelas estatales ha sido siempre cristiana y limitada a una denominación, el catolicismo.