Petra Saviñón Ferreras
Ahora que el horno no está para galletitas ni para otros comestibles de más prolongada cocción, necesario es hacer conciencia sobre la importancia de dejar la superficialidad guardada allá en algún lugar que nos sea difícil recordar. Esta fórmula es válida para mantener estable nuestro espíritu, nuestra casa particular y la gran casa de todos, el Estado.
Entre las cosas a enclaustrar está el egoísmo, el afán de ser vistos, de que nos sepan, factores que nos llevan a convertirnos en autónomas en homos presumens (quizás deba patentizar este término ¿o sería presumida?)
Esta obsesión por ser mediante modos errados, nos arrastra al consumismo, a convivir en enferma competencia, que cargamos en nuestras espaldas lancinadas y con las que hacemos cargar al erario cuando estamos en un puesto de relevancia en la administración pública.
Para engordar el ego, caemos en gastos absurdos, en compras innecesarias que afectan nuestro patrimonio y en el caso de los funcionarios, lastiman el del pueblo.
Solo la pérdida del raciocinio puede explicar que en medio de esta terrible crisis seres humanos incurran en adquisiciones superfluas, que a veces ni usan. Solo un acceso de locura sustenta cuestiones como la licitación para la compra de orquídeas por RD$700 mil (las favoritas del ministro Roberto Fulcar, confesó él mismito).
Eso sí, aseguró que nada tuvo que ver y más aún, que ese proceso fue en el gobierno anterior. Mal, muy mal, sin importar quien lo haga. Aunque un vistazo al portal de la Dirección de Contrataciones Públicas permite apreciar que la solicitud es del 16 de septiembre.
Cualquiera que sepa contar sabrá los días que pasaron desde el 16 agosto, cuando la gestión pasada abandonó el poder. Esa imprudencia fue anulada gracias al revuelo de una población avispada, que está en lo suyo y debe estar más todavía.
Por cierto, el miércoles 23 de septiembre, el incumbente, nunca me ha gustado esa palabra, anunció que esa misma semana entregaría 500 mil computadoras a estudiantes a ser usadas en el año lectivo que arranca el 2 de noviembre, mas, todavía no reciben ni un tornillo de esas máquinas.
Priorizar, por favor. El ego no siempre es buen consejero, y esto va para igual para la vocera de la Presidencia, Milagros Germán. Decoró a su gusto su oficina en Palacio. Afirma que lo hizo con su dinero.
Le creo, no tengo motivos para dudarlo pero es momento de austeridad, de mandar mensajes de sencillez, de moderación, no de ostentación, de culto a la vanidad y he aquí que esta es la realidad que nos toca y no, no son lentejas. Hay que cogerla, elegante dama.