La presencia de las mineras, principalmente de la empresa Dominicana de Cales, S. A. -DOCALSA-, quienes en febrero del año 2020 instalaron un horno regenerativo de cal “flex-reversy”, ha colocado a los inofensivos habitantes cavernícolas en la situación de “o emigras o mueres”.
Las consecuencias de la minería para los animales de las cuevas en la que ahora es la Capital Prehistórica del Caribe, todavía no se han evaluado técnicamente. La última evaluación la realizó un trabajo del Espeleogrupo de Santo Domingo en 1995, auspiciado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente -FMAM-, y encabezado por el doctor José Alberto Ottenwalder. Sin embargo, la sensación dentro y fuera de las cuevas no augura nada bueno para los animales que las habitan, en su interior y en su entorno.
La presencia de las mineras, principalmente de la empresa Dominicana de Cales, S. A. -DOCALSA-, quienes en febrero del año 2020 instalaron un horno regenerativo de cal “flex-reversy”, multiplicando por mucho la presencia de polvo en el ambiente en muchos kilómetros a la redonda, y multiplicando así mismo las altas temperaturas y la resequedad en el interior de las cuevas, ha colocado a los inofensivos habitantes cavernícolas en la situación de “o emigras o mueres”. Y claro, la mayoría de las especies, incapacitadas para emigrar, sucumbirán irremisiblemente.
En los animales en que primero se piensa es en los quirópteros, los murciélagos, pero muchos otros dependen de éstos para vivir. Pensando en términos generales en los artrópodos, que son los más numerosos, frecuentes y con mayor número de especies en las cavernas, y que están en todos los biotopos que puedan localizarse en una cueva, incluyendo formas libres, terrestres y acuáticas, lo que podemos pensar como resultado de prolongarse la presencia minera, es en el colapso total de estas cadenas tróficas cavernícolas.
Según especialistas mexicanos de la bioespeleología, “todos los ya mencionados como grupo juegan un papel esencial en las cadenas tróficas y en el mantenimiento del equilibrio biológico dentro de la biocenosis de las cavernas, debido fundamentalmente a sus variados hábitos alimenticios, ya que pueden ser, según las especies, depredadores, saprófagos (incluyendo a necrófagos y coprófagos), detritófagos, micófagos, histiófagos y hematófagos. Algunos de ellos, parásitos de los murciélagos cavernícolas, actúan como agentes vectores de microorganismos patógenos entre los quirópteros”.
Pero para que esto ocurra, el equilibrio dentro de las cuevas, determinado por la humedad y la temperatura, debe mantenerse, algo que no está ocurriendo a partir de la presencia de la mayor cantidad de polvo conocida en El Pommier.
La afectación de este polvo, resultante al triturar al máximo la roca caliza, mucho más nocivo después de la instalación del horno regenerativo de cal “flex-reversy”, en Docalsa, está afectando también a la población humana, a la que tampoco se le han hecho auscultaciones para comprobar los efectos del “polvillo”, como le llaman en El Pommier. No obstante, se conocen muertes ocurridas ya, así como muchas personas enfermas por la presencia del “polvillo” en el ambiente.
A grosso modo, ya se nota una disminución en la población de los murciélagos habitantes de la Cueva No. 4, notándose que una parte ha optado por moverse hacia otra galería antes no utilizada por éstos. Con toda seguridad, lo próximo será emigrar hacia otras cavidades o hacia otra región.
Otra especie cuya presencia ya es escasa es la del “Anolis baleatus”, mejor conocido como “saltacocote” o lagarto gigante dominicano. Este impresionante animal tenía prácticamente un nicho especial en la Cueva Scarlet, aunque también podía encontrársele en la Cueva del Puente y otras de las cuevas con abundante y próxima vegetación.
Para estos animales, la humedad y la temperatura fresca es determinante para su existencia, algo que va desapareciendo en El Pommier como consecuencia del “progreso y la alta tecnología” que ostentan los empresarios mineros.
Entre otros artrópodos seriamente amenazados están los Diplópodos, mejor conocidos como milpiés y algunos como congorochos. Aunque se encuentran en todo el mundo, su ambiente en la hojarasca húmeda es fundamental para su existencia.
O sea, están condenados en El Pommier con el crecimiento de la minería. En cuanto a los cienpiés (Clase Chilópoda), en las cuevas de El Pommier, resultaban abundantes los órdenes Scolopendromorpha y Scutigeromorpha, mientras que de la Clase Aráchnida, de las más abundantes en las cavernas, se recuerda que también en 1995 fueron descubiertas cinco nuevas especies por el doctor Stewart B. Peck, en solamente algunas cuevas visitadas. Con los amblipígidos, los mejor conocidos como guabás, no sabemos qué va a pasar, pero con la cadena trófica colapsada también desaparecerán… si Dios no mete su mano.
Los murciélagos, que pueden albergar endoparásitos como protozoarios flagelados de la familia Trypanosomatidae o protozoarios de la Clase Sporozoa, los que se trasmiten entre los murciélagos por algunos de sus numerosos ectoparásitos, insectos y ácaros, emigrarían junto a sus hospedadores. Pero animales que dependen de los murciélagos en otras circunstancias, como las culebras (boas) Tropidophis haetianus, Epicrates fiordii y Epicrates striatus, que se alimentan de éstos cazándolos en el interior de las cuevas, también tendrán problemas de subsistencia.
La reducción de la humedad reducirá la presencia de los “calcalises”, pequeños sapitos técnicamente conocidos como Eleuterodáctilos, cuyo canto en las cuevas, parecido a los de un ave, era muy común en las Cuevas No. 1, No. 4, Cueva del Puente y Cueva Scarlet. Ya no lo es tanto. Algo similar está ocurriendo con el sapo Bufo marinus o maco toro, llamado así por la especie de bufido que emite.
Todo esto, incluyendo el actual fracaso de los mamones (Anona reticulata), cuya presencia ampliamente dominante en el bosque dio origen al nombre del sitio (Pommier, manzanar en Francés), y que ya no fructifican como antes, advierte seriamente sobre el daño que tanto para la flora como para la fauna ha significado la presencia de la minería y su amenaza de permanecer, aumentando el daño para todos: árboles, animales y gente.