Banco Central: Departamento de Cuentas Nacionales y Estadísticas Económicas
Recientemente ha resurgido en el debate público local e internacional, incluyendo los organismos de financiamiento como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre la importancia de reducir los niveles de desigualdad de la población, dada su incidencia en la estabilidad social y política de los países, como se ha evidenciado en algunas naciones de América Latina en las que se han generado movilizaciones sociales a raíz de alta disparidad que existe en la distribución del ingreso.
En este contexto, con el objetivo de mantener debidamente edificados a los agentes económicos y a la ciudadanía en sentido general, el Banco Central presenta algunas consideraciones sobre la evolución de los indicadores relacionados a la distribución del ingreso en la República Dominicana. Asimismo, se analiza este desempeño en un comparativo con los países de la región latinoamericana.
Particularmente, cabe destacar que como institución responsable del levantamiento de las Encuestas Nacionales de Fuerza de Trabajo, las cuales constituyen el insumo principal para las estimaciones de pobreza y desigualdad, el Banco Central ha jugado un rol importante en el seguimiento a la efectividad de las políticas implementadas para mejorar los indicadores de pobreza monetaria y de distribución del ingreso, a la vez que ha sido reiterativo en la necesidad de promover un crecimiento económico sostenido con inclusión y equidad, acompañado de un aumento de los salarios en términos reales, especialmente en la base de la pirámide social.
En efecto, como ha externado el Gobernador del Banco Central en varias comparecencias y recientemente el Ministro de Hacienda se ha hecho eco de los logros alcanzados en materia de indicadores sociales afirmando que somos menos desiguales que hace 8 años, el crecimiento económico ha permeado sus efectos en la generación de empleo, unos 831,725 nuevos ocupados en los últimos 6 años, lo que ha contribuido a la reducción de la pobreza y la desigualdad. Asimismo, una mayor focalización del gasto social en salud y educación ha incidido notablemente en este desempeño, dado los beneficios derivados a los más desposeídos de la sociedad.
Si bien es cierto, como ha sido reseñado en la prensa nacional, que la desigualdad persiste a nivel de deciles de ingresos, grupos ocupacionales, categoría ocupacional y de rama de actividad económica, constituiría un acto de mezquindad dejar de reconocer los avances que se han alcanzado en el país en el ámbito de la reducción de la pobreza monetaria y de la desigualdad.
Para iniciar el análisis, resulta relevante recordar que el coeficiente de Gini es un indicador que refleja el nivel de concentración del ingreso en una población de referencia y constituye el estándar internacional para fines del monitoreo de la evolución de la desigualdad del ingreso en los diferentes países. Sus valores se encuentran delimitados en el rango de 0 y 1, siendo el cero el caso teórico que representaría la ausencia de desigualdad en el ingreso, es decir de plena igualdad de ingreso de todos los individuos y la situación de extrema concentración del ingreso en una sola persona.
La serie histórica de este indicador para la República Dominicana evidencia una tendencia decreciente en los últimos años, lo que significa que la distribución del ingreso ha ido mejorando. A inicios de los años 2000 alcanzaba 0.513, mientras que para el cierre del año 2018 se ubicó en 0.439.
La teoría económica afirma que la disminución de la desigualdad de los ingresos, en condiciones normales, requiere que el ingreso promedio del quintil más pobre (quintil 1) debe crecer más proporcionalmente que el quintil más rico (quintil 5).
Un análisis detallado de los datos de la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo (ENCFT), fuente primaria para el seguimiento de la evolución de los ingresos en el país, permite aquilatar de una mejor manera los avances del país en términos de una menor desigualdad en los últimos años.
De esta forma se observa que mientras en el III trimestre del 2014, punto de partida de la nueva encuesta, el ingreso promedio por hora del último decil (10% de la población con mayores ingresos) era 27 veces superior al promedio del primer decil (10% de la población con menores ingresos), en el II trimestre de 2019 el último decil presentó ingresos 17 veces más altos que el primer decil, cerrándose la brecha en una magnitud importante en los últimos 5 años.
Haciendo la misma comparación en igual período, desagregando los perceptores de ingresos por actividad económica, se observa que en el caso de la agropecuaria, el decil más bajo pasó de ganar 34 veces menos que el decil más alto en 2014 a 20 veces menos en 2019. Estos resultados indican que en cinco años se ha logrado reducir sustancialmente la brecha de ingresos en este sector, registrando la mejoría más pronunciada de las diferentes actividades económicas en el país en años recientes.
Asimismo, en el sector industrial, que incluye minería, manufactura y construcción, los perceptores de menores ingresos en 2014 recibían en promedio 23 veces menos que los de mayores ingresos, disminuyendo la brecha en 2019 a 13 veces menos. Finalmente, las ramas de los servicios en su conjunto, registraban ingresos promedio 26 veces superiores en el último decil con relación al primero en 2014, reduciéndose esta brecha a 17 veces en 2019.
Como se puede observar los resultados revelan de manera palpable los logros obtenidos en términos de una mejor distribución del ingreso en los hogares dominicanos en lo últimos años.
A fin de contextualizar el nivel de avance o retraso que registra la República Dominicana en términos de desigualdad, además de observar la caída que ha tenido el coeficiente de Gini en los últimos años, resulta idóneo realizar una comparación regional para ubicar la posición relativa del país en América Latina, la cual si bien no es la región del mundo con los mayores niveles de pobreza es la que presenta la mayor desigualdad en el ingreso de sus habitantes.
Antes de analizar dicho comparativo, resulta importante puntualizar que, según datos del Banco Mundial, el coeficiente de Gini presenta sus menores valores (mayor igualdad) principalmente en Europa central y del norte, con valores que oscilan entre 0.20 y 0.30, exhibiendo las economías de mayores niveles de ingreso índices en torno a 0.35 en promedio.
Resulta importante señalar que un coeficiente de Gini bajo no necesariamente significa que un país esté mejor que otro en términos de calidad promedio de vida, ya que también se observan países con baja desigualdad en la que el ingreso promedio es limitado y la pobreza monetaria relativamente alta como el caso del África Subsahariana.
En efecto, el promedio del coeficiente de Gini en América Latina es de 0.465, encontrándose la República Dominicana por debajo de este con un índice de 0.439.
En el gráfico anexo se puede observar que el país se encuentra en el quinto lugar con la desigualdad más baja de 17 países latinoamericanos, siendo superado solamente por Argentina, Uruguay, El Salvador y Bolivia, lo cual debería resaltarse como un elemento positivo, especialmente por el hecho de que de los referidos cuatro países, solo Uruguay registra un nivel de pobreza monetaria inferior al caso dominicano.
Estos resultados se encuentran contenidos en el reciente informe del Panorama Social de América Latina 2019, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) sobre la pobreza y la desigualdad. Resulta oportuno aprovechar la coyuntura de este artículo para presentar un breve esbozo de las conclusiones expuestas el referido documento.
En el mismo, la CEPAL afirma que la erradicación de la pobreza y la disminución de la desigualdad permanecen como los desafíos centrales para América Latina. Destaca el hecho de que a pesar de haber alcanzado grandes avances desde el año 2000 hasta mediados de la presente década, a partir de 2015 se observa cierto retroceso en los indicadores de pobreza monetaria y del coeficiente de Gini.
En cuanto a la pobreza promedio de la región, la CEPAL indica que el aumento registrado entre 2015 y 2018 estuvo explicado principalmente por las variaciones presentadas en Brasil y Venezuela. Los demás países mostraron reducciones, pero a un ritmo menor que en años previos. En América del Sur, sobresale el incremento de la pobreza en Argentina, mientras que en Centroamérica y México se observa una disminución de la pobreza en los últimos tres años.
En términos relativos, República Dominicana con una tasa de pobreza monetaria general de 22.8% en 2018 ocupa actualmente la posición número 7 con menor pobre América Latina, según se muestra en la tabla anexa, donde Uruguay y Chile presentan una incidencia de la pobreza menor al 10% de la población con niveles de 7.9% y 8.6%, respectivamente, Brasil exhibe un 16.5% y el resto de las naciones con tasas superiores al 20.0%. Guatemala y Honduras son los países con estadísticas disponibles con mayor pobreza en torno al 60.0% de la población.
En cuanto a la desigualdad en la región, la CEPAL apunta a que la misma siguió un comportamiento similar a la pobreza. En ese orden, luego de haber registrado una importante reducción entre 2002 y 2014, a partir de 2015 se evidencian que esta tendencia se ralentizó en la mayoría de los países. No obstante, el coeficiente de Gini promedio regional en 2018 (0.465) resulta ser significativamente menor al 0.538 que presentó el año 2002. Los valores más bajos del índice de Gini en 2018 se registran en Uruguay (0.391) y Argentina (0.396), mientras que los países con mayor desigualdad son
Guatemala (0.535) y Brasil (0.540).
Finalmente, cabe resaltar que en la República Dominicana, al igual que en la mayoría de los países de la región, persisten brechas significativas en la distribución del ingreso, sin embargo, sería injusto dejar de reconocer la mejoría que se ha logrado en años recientes.
Los esfuerzos para lograr la erradicación de la pobreza y la mejoría del ingreso promedio de los hogares más pobres deben continuar y ser cada vez más prioritarios, contribuyendo al mantenimiento del preciado activo que constituye la paz social que disfruta el pueblo dominicano.