A Laurent Simons, un niño de nueve años, lo conocen el ‘nuevo Newton’. Sus logros lo evidencian: inició la educación secundaria cuando tenía seis años y recibió su diploma tan solo un año después.
Tras ingresar a la Universidad Tecnológica de Eindhoven (TEU, por sus siglas en inglés), en Bélgica, el pequeño se prepara para culminar el proyecto final que le permitirá graduarse de la carrera de Ingeniería eléctrica. Voceros de la TEU describieron a Laurent -en diálogo con la cadena informativa CNN- como un alumno “simplemente extraordinario”, pues su título profesional llegará como máximo en diciembre de este 2019.
De lograrlo, Laurent batirá el récord mundial y se convertirá en el graduado universitario más joven. El título lo posee Michael Kearney, quien se graduó de la Universidad de Alabama, de Estados Unidos, a los 10 años. El director de educación del centro de estudios, Sjoerd Hulshof, dice que Laurent ha recibido todo el apoyo por parte de la universidad en cuanto a horarios.
“Él es un estudiante especial, capaz de haber culminado una carrera de cuatro años en nueve meses. Puedo decir que es el alumno más rápido que hemos tenido aquí”, relató a CNN.
Pero el alcance académico es tan solo uno de los logros en la larga lista del pequeño. Sus padres, Lydia y Alexander Simons, contaron a CNN que la meta de Laurent es alcanzar un doctorado en Ingeniería eléctrica, mientras se integra a la carrera de Medicina.
Su motivación se cultivó al ser criado en una familia de médicos. Desde pequeño, fue conducido por su padres a la lectura y pronto mostró su talento para los estudios. Sin embargo, dicen que no han tenido ninguna explicación científica de por qué su niño es capaz de aprender tan rápido.
Lo cierto es que Laurent es el mayor orgullo de su familia. Su madre recuerda que, con tan solo 8 años, dirigió un proyecto de investigación en el Centro Médico Académico (AMC) en Ámsterdam porque se sentía “aburrido” de la escuela.
Los padres cuentan que, desde que tenía 2 años, los abuelos de Laurent auguraron un futuro brillante para él. “Notaron algo muy especial en él, su talento y luego sus maestros de primaria estuvieron de acuerdo”, dice Lydia.
La madre recuerda que los profesores sometían a su hijo a diversas pruebas para determinar el nivel de aprendizaje que alcanzaba.
Su padre Alexander también lo rememora: “nos dijeron que es como una esponja”, afirmó, con orgullo. Los padres de Laurent también se han asegurado de que Laurent no solo cultive sus habilidades académicas, sino los momentos de recreación. “No queremos que sea demasiado serio.
Él hace lo que le gusta pero también queremos que tenga una vida equilibrada”, dijo la madre.