Los síntomas más comunes son: piel pálida o amarillenta, mejillas y labios pálidos, el interior de los párpados y lecho ungueal (uña) tiene un color rosado más pálido de lo normal
La anemia es una condición en la cual los glóbulos rojos de la sangre disminuyen por debajo del nivel normal para la edad del niño, lo que significa que no hay suficientes de estos en el cuerpo.
Jeyni Vega, pediatra hematóloga del área de pediatría cardiovascular de los Centros de Diagnóstico, Medicina Avanzada y Telemedicina (CEDIMAT), explica que los glóbulos rojos contienen hemoglobina, una proteína de un pigmento especial que hace posible el transporte y la entrega de oxígeno a otras células del cuerpo.
Vega detalla que a pesar de ser líquida, la sangre se considera un órgano o tejido, ya que está compuesta por células que ejercen funciones muy específicas en el organismo, las más abundantes son los glóbulos rojos o eritrocitos, responsables de dar la coloración roja a la sangre, seguido de los glóbulos blancos y plaquetas.
Las células en los distintos órganos necesitan oxígeno para sobrevivir, y una diminución en la cantidad de glóbulos rojos puede causar estrés en el organismo.
“Si bien es cierto que la causa principal de anemia en la población infantil, son las anemias carenciales por déficit nutricional, existen muchas otras causas de anemia que afectan a niños y adolescentes”, especifica Vega.
Al detallar las causas que pueden provocar anemias en niños y adolescentes, la especialista explica que puede ser porque no produce el número suficiente de glóbulos rojos.
Esto puede suceder si la dieta que consume no contiene suficiente hierro u otros nutrientes como el ácido fólico y la vitamina B12 (como ejemplo está la anemia por deficiencia de hierro, anemias megaloblásticas o perniciosa), también puede deberse a problemas dentro de la médula ósea que impide la producción de la sangre adecuadamente (cánceres hematológicos tipo leucemias, linfomas, otros tumores sólidos como neuroblastomas, metástasis de otros tumores a la médula ósea o trastornos benignos como la aplasia medular).
Otras de las causas es que se destruye una gran cantidad de glóbulos rojos. Esto ocurre, por lo general, cuando un niño ha heredado un trastorno de los glóbulos rojos que le produce anemia de tipo hemolítica, como por ejemplo, anemia por células falciformes o falcemia, que es la hemoglobinopatía más frecuente en el país, también Talasemias o esfererocitosis hereditaria).
“Normalmente estos niños presentan anemia desde muy temprana edad junto con otros síntomas. Otra causa de destrucción de los glóbulos rojos pueden ser las infecciones con algunas bacterias y virus”, sostiene Vega.
Vega continúa diciendo que la pérdida de glóbulos rojos por sangrado (hemorragia) también puede provocar anemia. Esto puede ser por una pérdida obvia de sangre, como una herida o trauma agudo o como en el caso de una menstruación abundante, muy frecuente en las adolescentes con periodos menstruales muy irregulares o por una pérdida lenta a largo plazo, quizás en las
heces (deposición) con sangre o sangre oculta en heces, lo cual es frecuente en niños con parasitosis, enfermedades inflamatorias intestinales y/o alergias alimentarias. También los sangrados por la orina pueden producir anemia.
La hematóloga especifica que existen otras causas de anemia menos frecuentes como problemas hormonales, fallas renales, anemia de la inflamación crónica como ocurre en las enfermedades reumáticas y problemas cardiovasculares.
Vega añade que los niños con anemia muchas veces pueden no tener ningún síntoma clínico evidente, ya que la anemia puede estar en una fase latente o inicial, por eso la importancia de las evaluaciones rutinarias de laboratorio en niños sanos.
Advierte que cuando esta condición empieza a dar síntomas muchas veces ya se está ante una anemia moderada.
Los síntomas más comunes son: piel pálida o amarillenta, mejillas y labios pálidos, el interior de los párpados y lecho ungueal (uña) tiene un color rosado más pálido de lo normal
También pueden presentar irritabilidad, debilidad leve, cansancio con facilidad, siestas con más frecuencia, problemas de aprendizaje y de comportamiento e infecciones recurrentes. Los niños que destruyen los glóbulos rojos pueden tener
ictericia (color amarillo de la piel o de los ojos) y tener orina del color del té o cola.
En los casos más graves pueden presentar: dificultad para respirar, frecuencia cardíaca rápida, hinchazón o inflamación de las manos y los pies, dolores de cabeza y mareos o desmayos.
Tratamientos
La doctora es enfática al decir que el abordaje del paciente va a depender de la causa de la anemia, por eso explica que cada niño va a requerir un tratamiento distinto.
“Como hemos visto, existen numerosas causas de anemias en niños, las cuales si no reciben tratamiento pueden poner en peligro su crecimiento, desarrollo y bienestar, pero no es aconsejable nunca iniciar tratamiento con vitaminas, sin antes de ser evaluados por un especialista, para determinar la causa y establecer el tratamiento oportuno y específico para cada condición”, concluye Vega.