Petra Saviñón Ferreras
Cabo es un pescador, lobo de mar y de tierra, con un macuto de historias mojadas y secas en sus viejas espaldas. Crítico acérrimo de la malversación de fondos del pueblo, del abuso de autoridad.
Antiguo denunciante de la descarnada manera en la que los alzados con el poder que otorga dirigir el Estado, olvidan que son servidores y obligan a otros a ser serviles, so pena de aislarlos, humillarlos.
Es ese miedo a perder posiciones y cargos en el tren gubernamental lo que orilla a gente a claudicar, a perder ideales. La culpa es de los que nos han enseñado que la cosa pública pertenece al partido de turno.
Esa propagación de un mensaje soez convertido en realidad, nos lleva a reprimirnos y a criticar a los que son capaces de criticar.
Mas, sus amplios márgenes abarcan mucho, incluyen a los que son raudos para ver solo las condenas a los que están arriba y si alguien osa destacar lo positivo entonces es lisonjero, bocina. Mezclan todo a conveniencia.
En mi caso, admitir que he sido una reprobadora de gobiernos y de partidos opositores al mismo tiempo. Tal vez por la certeza de que los que administran deben hacerlo bien, sin que les agradezcamos y los que esperan abajo, dar muestras de que quieren transformaciones y no disfrutar de las prerrogativas irritantes de los privilegiados.
Pero la misma disposición hay que tener para destacar lo bueno. El equilibrio es fundamental. Lo malo es malo, hágalo quien lo haga. Lo mismo pasa con lo bien hecho.
Las críticas siempre estarán de los que quieren que escribamos para complacerles. Son de las cosas que me hacen reír a mandíbula batiente y sobre todo, agradecer que me lean.
¡Salud!