Emely Tueni
MADRID, España.- Cuando Ana Julia Quezada, asesinò al niño Gabriel Cruz, nunca se imaginò, que ese crimen se convertirìa en un hecho mediático de gran dimensión, que acapararìa la atención de todo un país, de tal forma, que movilizarìa a màs de cinco mil personas en la búsqueda del menor, una desaparición conmovedora que se difundìa constantemente, con la imagen tierna de un infante de rostro alegre, inocente , de apenas 8 años, y las de unos padres llenos de dolor por la ausencia inesperada y confusa de su hijo.
Es posible, que la asesina confesa, pensara que la desapariciòn de Gabriel, sería como otras, que terminan olvidadas, en cuanto a bùsqueda, y asì podría continuar manipulando astutamente a su favor, al padre de su vìctima, pues al parecer estaba celosa del niño, también de su madre. Ella le había pedido a Angel Cruz que viajaran a Repùblica Dominicana, a lo que se negó, pues èl no querìa separarse de su hijo.
La noticia de que el cadáver del niño había aparecido, y el nombre de su asesina conmocionò a toda España, la gente llegó abrigar esperanzas de que el pequeño Gabriel apareciera vivo.
Se levantò una ola de odio, venganza, repudio hacia la autora del hecho, que se había convertido en figura mediática durante los días de búsquedas, una protagonista con constante presencia, declaraciones a la prensa, con una malicia excesiva de simulaciones.
Su maldad ha sido extrema, torturò psicologicamente a los padres de Gabriel durante 12 largos días, no respetò ni siquiera el cadáver del niño. Cuenta la guardia civil e investigadores del caso, que como sospechaban de Ana Julia, colocaron micrófonos en su carro, y cuando ella llevaba el cuerpo sin vida del niño en el maletero, lo maldecía, llena de rabia le insultaba con palabras duras, groseras, sin arrepentimiento alguno.
Ahora en la cárcel, su presencia molesta a otras presas. Se teme que sea agredida, muchos quieren lincharla, en las calles cercana a la comisaria, durante sus traslados al lugar de los hechos, la gente se apiñaba con intenciones violentas.
Esta mujer a quien todos juzgan como malvada, no solo ha abochornado a los dominicanos residentes en España, sino a nuestro país. Su propia madre, toda su familia, ha pedido perdón, no tienen culpa, también son víctimas de una asesina despiadada cuya acción criminal, les ha afectado emocionalmente y avergonzado.