Emely Tueni
MADRID, España.- Un líder es una persona que se ha destacado en un área específica de la sociedad, que puede ser local o internacional, a quien la gente admira, sigue, y hasta influye con su forma de ser o actuar.
La carga de responsabilidades que conlleva el liderazgo es fuerte, y las principales están basadas en la ética, en los cánones morales que ayudan a mantener una imagen pública diáfana, una conducta ejemplar, sin escándalos, sin transgresiones difíciles de entender y de aceptar por sus seguidores.
Los líderes tienen que medir sus pasos, sus acciones, escoger selectivamente su entorno amistoso, los lugares que frecuentan en las horas de ocio, en fin tienen que ser cautos para no caer en trampas que puedan desinflar su imagen y hacerlos caer del pedestal, en el cual los han colocado sus admiradores.
David Ortiz es un líder en el deporte nacional dominicano, e internacional. Sus actuaciones geniales como pelotero de grandes ligas le han convertido en un personaje famoso y adinerado y esto le ha permitido realizar importantes obras benéficas tanto en los Estados Unidos como en la República Dominicana.
Sus proezas en el béisbol, junto a su humanidad a favor de niños enfermos del corazón, a través del Fondo para la Niñez David Ortiz, hablan positivamente de sus sentimientos y compromisos sociales.
Él ha recaudado millones de dólares para patrocinar cirugías de corazón a centenares de niños pobres de República Dominicana, quienes han salvado sus vidas gracias a este líder del béisbol.
Días después de ser baleado, David Ortiz pasa horas difíciles de salud, y su imagen pública está siendo bombardeada por especulaciones diversas y videos difundidos en las redes sociales que no le muestran favorablemente. Sus admiradores comienzan a juzgarlo; su liderazgo sufre, porque se supone que su persona, y su comportamiento, debe motivar, sobre todo, a los jóvenes, a quienes se les deben transmitir mensajes inspiradores de acciones correctas.
David Ortiz ha sobrevivido a un hecho grave de sangre gracias a las oportunas intervenciones quirúrgicas del eminente médico Abel González, y su hijo, del mismo nombre.
Dios le ha brindado a David una nueva oportunidad. Ojalá que todo le sirva para meditar sobre lo sucedido y sus consecuencias. Que en la vida no todo es válido, ni aceptado, aunque sea el “Big Papi”.
Que su buena estrella de líder le siga acompañando.