En el primer debate presidencial del año entre los principales candidatos demócrata y republicano, el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump se enfrentaron sobre inflación, impuestos, Ucrania y el futuro de la democracia.
Los dos candidatos expusieron sus visiones enfrentadas de la presidencia en un debate de alto nivel en el que ambos intentaron convencer a los votantes de cara a las elecciones de noviembre.
El debate -celebrado en Atlanta- tuvo un comienzo gélido, ya que los dos candidatos no se dieron la mano antes de subir al estrado.
Ambos contendientes son bien conocidos por los votantes, ampliamente impopulares -según las encuestas- y ofrecen puntos de vista radicalmente distintos sobre prácticamente todos los temas centrales.
Discreparon sobre el aborto, la inflación, el cambio climático, los asuntos exteriores y la inmigración. Pero el contraste más marcado estuvo en su presentación.
Trump se mostró seguro y contundente, aunque soltó una retahíla de ataques engañosos y falsedades. Biden habló con voz ronca y entrecortada, cerrando los ojos de vez en cuando para reunir pensamientos que a veces no podía organizar. La ansiedad de los demócratas aumentaba por momentos. Hacia la mitad, personas cercanas a Biden dijeron que estaba resfriado.
En una de sus primeras respuestas, confundió trillonarios con billonarios. A veces perdía el hilo por completo.
“Somos capaces de hacer que todas y cada una de las personas… sean elegibles para lo que he sido capaz de hacer con el, eh, con, con la covid, o perdón, con, lidiando con, todo lo que tenemos que hacer con, eh… Mira… Si… Por fin vencimos a Medicare”, dijo.
Trump evitó en su mayor parte interrumpir los momentos más débiles de Biden, dejando que se enredara en nudos verbales hasta que el micrófono cortó al presidente. “Realmente no sé lo que dijo al final de esa oración”, dijo Trump en un determinado momento. “Creo que él tampoco sabe lo que ha dicho”.
Con datos de agencia y The New York Time