Brittney Kristina Bello
@savedbygracexo
— ¡Eres hermosa!— le susurrabas cada vez que se miraba en el espejo. Cada vez cuando veía que su nariz no estaba lo suficientemente perfilada, que su abdomen no estaba lo suficientemente marcado (aunque eso era por culpa de los pastelitos), que su pelo no tenía el volumen que deseaba, que sus caderas eran muy anchas y sus muslos frotaban entre sí…
—¡Qué horrible soy!— ella decía justo en el mismo instante que le susurrabas lo hermosa que era para ti. Ella se buscó miles defectos, pasando tiempo viendo que podía arreglar y cambiar de sí misma, incluso reclamándote algunas veces con estas palabras: —¡¿Por qué me hiciste así?!
— Con todos estos pensamientos que rondaban por su cabeza, trató de esconder quien era detrás de un montón de maquillaje. Maltrató su cuerpo al no alimentarlo bien, sólo para adelgazar y sentirse ‘hermosa’, sin darse cuenta que aún con todos sus defectos, para tus ojos ella era hermosa.
_—¡Eres hermosa — Finalmente, ella escuchó la voz de su Creador. Puso a un lado lo que pensaba de sí misma y comenzó a apreciar la belleza que escondían sus facciones, esas que ella veía por tanto tiempo como defectos.
Entendió que era la obra maestra de su Creador, y cayó en cuenta de que ella no necesitaba un cambio físico, sino una cambio de corazón. Necesitaba entender que la belleza no es lo que se puede ver en el exterior, sino aquello que se refleja desde el interior. “No, no digan eso. ¿Quién eres tú, simple ser humano, para discutir con Dios? ¿Acaso el objeto creado puede preguntarle a su creador: «¿Por qué me has hecho así?» Romanos 9:20 (NTV)