María Fals
M.A.Crítica e Historiadora del Arte
El proceso de descubrimiento definitivo de territorios americanos por parte de Europa comienza a fines del siglo XV y se va desarrollando paulatinamente, motivado por causas económicas como es la búsqueda de nuevas rutas comerciales, políticas, especialmente la necesidad de España de fortalecerse como potencia europea, apoyada en el desarrollo científico-tecnológico como la invención de nuevos instrumentos de navegación en el contexto del Renacimiento.
Cristóbal Colón llegó a la isla de Guanahaní el 12 de octubre de 1492. Continuó viaje hacia el Sur, llegando así a Cuba y nombrándola Juana el 27 de octubre. Luego siguió su recorrido, llegando a una nueva isla a la que llamó La Española el 5 de diciembre.
Es necesario establecer que el proceso de conquista y colonización, entendido como la toma de territorios y el establecimiento de poblaciones duraderas, no se produjo en el mismo momento que el descubrimiento. Al ser la búsqueda de metales preciosos uno de los motores impulsores de la llegada de europeos a América y siendo más rica en reservas de oro la Isla de La Española, fue en su territorio donde primero se fundaron ciudades y asentamientos duraderos, aunque fue descubierta más tarde.
La primera ciudad del Nuevo Mundo fue fundada por Bartolomé Colón en 1493 en la costa Norte de La Española, más tarde denominada Santo Domingo. De forma gradual, fueron construyéndose nuevas villas en dirección sureste y luego desplegándose como un abanico en todas direcciones, sobre todo en la cercanía de los ríos.
En el año de 1496 Bartolomé Colón funda la ciudad de Santo Domingo en la margen oriental del río Ozama, siendo trasladada luego por Nicolás de Ovando a la ribera occidental del mismo río. Alrededor de 1510 la economía aurífera comienza a decaer, cediendo su lugar a una corta etapa de producción azucarera en ingenios y trapiches, con técnicas rudimentarias.
A mediados del siglo XVI se evoluciona económicamente hacia el establecimiento del hato ganadero en toda la colonia, aunque en la zona Norte y Oeste fue muy importante también el contrabando con corsarios y piratas. Ciudades como Montecristi, Puerto Plata,, Bayajá y La Yaguana, fueron más prósperas gracias al comercio ilegal que la ciudad de Santo Domingo, siendo ciudad capital.
Esto concluye con las devastaciones y despoblaciones forzosas de la zona Norte y Oeste (1605-1606) trasladándose la población al Sur, quedando así el Norte y Oeste deshabitados hasta el siglo XVIII y fundándose nuevas villas en los alrededores de Santo Domingo.
En el caso de Cuba su proceso de colonización y por tanto el proceso urbanístico, se inicia mucho más tarde, a principios del siglo XVI, impulsado por el adelantado Diego Velásquez.
En 1512 se funda la villa de Baracoa y luego se suceden las fundaciones de las siete primeras poblaciones, culminando el proceso con la de San Cristóbal de La Habana en 1515.
Al existir pocas reservas de oro la economía aurífera en Cuba fue muy efímera, pasando rápidamente a actividades agrícolas, sobre todo el cultivo de caña de azúcar en sus llanos a partir de la explotación intensiva de la mano de obra traída de África, así como las plantaciones de café en las zonas montañosas de la sierra Maestra y del Escambray; se desarrolló además la ganadería en regiones llanas del Camagüey, sin olvidar el tabaco en el extremo occidental de la Isla.
A mediados del siglo XVI, La Habana se convierte en capital de la colonia, desplazando a Santiago de Cuba, convirtiéndose en puerto de avituallamiento y punto de reunión obligatorio de la flota española. Esto lleva a que Cuba, en especial la ciudad de La Habana, se conviertan en el enclave colonial español más próspero del Caribe Insular.
Tanto en Cuba como en La Española la población indígena fue desapareciendo paulatinamente y en su lugar se trajo población africana para servir como mano de obra esclava. Se convirtieron así ambas islas en un crisol de culturas que evolucionaron paralelamente, exhibiendo características culturales y artísticas comunes y al mismo tiempo diferentes. Esto puede observarse al estudiar la arquitectura colonial en sus territorios.
Comencemos ejemplificando lo antes expuesto con la arquitectura religiosa colonial de la ciudad de Santo Domingo. Durante el siglo XVI se realizó en ella un proceso bastante rápido de construcciones, tanto de carácter doméstico como militar, civil y por supuesto religioso.
Entre los primeros templos construidos en este siglo se encuentra el convento de Santo Domingo, edificado alrededor de 1535. Es un conjunto arquitectónico compuesto por un convento, una iglesia, y el recinto donde se ubicó inicialmente la Universidad Primada de América. En su interior se encuentra la Capilla del Rosario de carácter plateresco, que posee una bóveda en piedra con elementos astrológicos. Durante el siglo XVIII, alrededor de 1746, se le agregaron decoraciones de cierto aire barroco a su la fachada.
La construcción religiosa más importante de Santo Domingo es su catedral primada. La primera piedra de este edificio fue colocada en 1512, pero su construcción formal se inicia en 1523, impulsada por el arzobispo Alejandro Geraldini. Su proceso constructivo fundamental termina alrededor de 1541, y en 1546 se le da el título de Catedral Metropolitana y Primada de las Indias.
En la Catedral se observa una gran mezcla de estilos en su fachada plateresca, en lo mudéjar presente en arcos trilobulados y en el arco de herradura de su ábside. Lo medieval puede verse en lo goticista de sus bóvedas de crucería y en sus vitrales primigenios, así como en el carácter de fortaleza románica que le otorgan sus gruesos muros, algunas de cuyas características recuerdan la de los llamados conventos fortaleza mexicanos.
En el siglo XVIII, luego de un siglo XVII de grandes penurias económicas, comienza un resurgir de la economía colonial, lo que se observa en la realización de nuevas construcciones importantes como la iglesia Regina Angelorum y la Iglesia de los Jesuitas en
Santo Domingo, terminada en 1755. La misma fue por poco tiempo templo religioso, debido a la expulsión de los jesuitas de América. Su fisonomía arquitectónica presenta tres naves, bóvedas de aristas y cúpula de tambor sobre pechinas. En la fachada se observan pilastras que crean un ritmo alterno que otorga gran monumentalidad y elegancia a la construcción.
En general la arquitectura religiosa de Santo Domingo se caracteriza por lo siguiente:
Presencia de diversos estilos: gótico isabelino, mudéjar, plateresco, y tímidas referencias barrocas, fundamentalmente en las obras del siglo XVIII.
Carácter arcaizante, permanencia de estilos que no se marchan, solo se mezclan.
Austeridad y sencillez.
Uso de piedra coralina como material fundamental.
Presencia frecuente de espadañas ubicadas como remate de la construcción o
colocada a un lado como las que se pueden observar en la Catedral y en la Iglesia de
los Jesuitas.
¿Qué caracteriza entonces la arquitectura religiosa colonial de Cuba?
En el caso de la arquitectura religiosa cubana tomaremos como principal centro de análisis la de la ciudad de La Habana. Esta población posee dos plazas bien diferenciadas: la de armas y la de la catedral, tal y como lo exigían las Leyes de Burgos. Esta ciudad de gran número de fortalezas, rodeada por las murallas de Juan Bautista Antonelli, también dio cabida a una rica vida espiritual, visible en la presencia de numerosas iglesias y conventos coloniales.
Una de las primeras construcciones religiosas en Cuba fue la Iglesia Parroquial Mayor de La Habana, edificada en el sitio donde hoy se levanta el Castillo de la Fuerza. Inicialmente fue un bohío de madera y techo de guano, con espadaña de madera hasta 1538. A partir de 1550 se comenzó una iglesia de piedra a unos pocos metros, donde hoy se ubica el palacio del Segundo Cabo.
Este nuevo edificio tenía unos 100 pies de largo y su capilla mayor tenía una superficie de 40 X 40 pies. Un maestro de apellido Calona le construyó una torre de 3 cuerpos. Contaba además con dos naves, una sacristía y un retablo.
En las construcciones religiosas habaneras del siglo XVI como es el caso del Convento de San Francisco (1574) y San Juan de Letrán (1577) se observa la influencia árabe mudéjar presentes en su techo de armadura tallada y en los barrotes de madera preciosa de sus ventanas.
A diferencia de Santo Domingo, la actividad constructiva aumenta en el siglo XVII asociado este fenómeno a la prosperidad económica de la colonia por las actividades agrícolas y portuarias. En esta época la mayoría de los templos del siglo anterior son ampliados o remozados.
La construcción del siglo XVIII más destacada es la Catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada. Los trabajos se iniciaron en 1727, primero como iglesia jesuítica y luego como Catedral a partir de 1777. En ella podemos observar una gran mezcla de estilos, con la predominancia de elementos manieristas cruciformes y un plano de cruz griega. En su techo se destaca una cúpula colocada sobre un tambor levantado sobre pechinas.
Generalizando todo lo expuesto anteriormente debemos decir que:
Tanto Cuba como La Española (Santo Domingo) fueron colonizadas por España debido a circunstancias de carácter económico, político y al logro de avances tecnológicos propios del Renacimiento.
Sus sociedades coloniales tuvieron desarrollo hasta cierto punto similar en el siglo XVI, quedando afectada económica y poblacionalmente la colonia de Santo Domingo por varias razones, entre las que se destacan la decadencia de la economía aurífera y la medida de las devastaciones y despoblaciones como solución al contrabando. En tanto esto ocurría, la ciudad de La Habana prosperaba como puerto de llegada de las flotas españolas, no tanto así las ciudades del interior de Cuba, sobre todo las del Oriente del país.
En el siglo XVIII, sin embargo, se produjo cierta mejoría económica y mayor estabilidad en la colonia de Santo Domingo lo que repercutió en un aumento de la actividad constructiva.
En el aspecto arquitectónico tanto en Cuba como en Santo Domingo se aprecia una fuerte influencia de lo mudéjar y lo plateresco renacentista español, evidenciada en los techos de armadura, los coros y ventanas con balaústres de madera, la presencia del alfiz mudéjar y la evidencia ocasional de arcos de influencia árabe como el trilobulado y el de herradura.
Lo gótico isabelino solamente se aprecia con fuerza en Santo Domingo, no así en Cuba, debido a que ésta fue la primera en ser colonizada, siendo el Isabelino el estilo más antiguo presente en las construcciones religiosas coloniales en América.
Santo Domingo se caracteriza por la sencillez de sus construcciones religiosas y por una tímida presencia del barroco desde fines del siglo XVII. Esto puede observarse también en ciudades del interior de Cuba como Camagüey. No se aprecia lo mismo
en La Habana, donde lo barroco adquiere ribetes más monumentales, siendo representativo de la prosperidad económica de esa ciudad portuaria.
La presencia de conventos de órdenes religiosas como los dominicos y franciscanos es notable en las dos colonias.
El material preferido para las construcciones sacras en ambas colonias es la piedra coralina, abundante en la región antillana.
Tanto en Cuba como en Santo Domingo, se aprecia la presencia de un sello estilístico propio, que conducirá poco a poco al surgimiento de una arquitectura diferente en ambos casos, pero al mismo tiempo poseedora de importantes semejanzas, cuyos
antecedentes deben ser buscados en la presencia de raíces culturales comunes.