Margarita Quiroz
A las 9:55 de la mañana, llega al Palacio Nacional -al encuentro con el presidente Luis Abinader- Antony John Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos, el funcionario más importante dentro del gobierno estadounidense, luego del presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, por lo que se comprenderá que este señor no se mueve ni lo mueve ningún asunto sin trascendencia y mucho menos una visita de cortesía, algo así como: «estoy en Haití, déjame entrar a RD, para saludar…».
La visita, este viernes 6 de agosto, del actual más alto diplomático estadounidense es, sin duda, la más trascendental que ha recibido un gobernante dominicano desde el 2020. Recordemos que la última visita de un secretario de Estado, de Estados Unidos, fue la de Mike Pompeo, luego del anuncio de reelección del expresidente Danilo Medina. Al otro día, ya no había reelección. Ahí fue cuando apareció la figura de Gonzalo Castillo, como candidato presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y la candidatura de Abinader comenzó a tomar fuerza.
La agenda incluye, como tema principal, la engorrosa crisis en Haití y la presencia de la ‘misión de paz’ de Kenia en ese nación.
Blinken, precisamente, llegó a RD directo desde el vecino país, nada más y nada menos que junto a su embajador allá, Dennis B. Hankins. República Dominicana, hasta el momento, no cuenta con un embajador estadounidense. El puesto de embajador de Estados Unidos en en el país ha estado vacante desde 2021 cuando Robin Bernstein se marchó tras el cambio de poder en la Casa Blanca, (Donald Trump por Biden).
Ayer, en Haití, Blinken se reunió con las principales autoridades haitianas y anunció la entrega de 45 millones de dólares para contribuir con la misión de la ONU. Hoy, verá ‘face to face’ a Abinader.
Pero el punto no es diluirse en el valor de la visita ni del visitante, sino en lo que viene a solicitar al gobierno dominicano, claro, en representación de Estados Unidos y, lo mas expectante, para los dominicanos, sí el presidente Abinader mantendrá su firme postura.
Lo de hoy, para Abinader será una situación difícil. Una visita no tan cortés, que debería concluir con el almuerzo oficial en el Palacio Nacional, y ‘las conversaciones en un ambiente más distendido’. Hoy, más que en cualquier momento se requiere ser diplomático.