Los seguidores de las Águilas Cibaeñas están felices. Entre muchos impera la frase: “el que gana es el que goza”. Para ellos, no le importa el tiempo que sufrieron la humillación de la derrota, el triunfo de anoche es lo que cuenta.
El tiempo de espera para obtener la ansiada corona número 21, ya llegó, noche, en un juego no apto para enfermos cardíacos, las Águilas del Cibao derrotaron a los Tigueres del Licey 11 carreras por 5, en el séptimo partido de la serie final.
Un partido que prometía infartos se definió con el pitcheo efectivo aguilucho y el descontrol del liceísta, bien capitalizado por los bateadores amarillos, pacientes y oportunos con 12 hits. Pero no faltaron dramatismo, nervios, ni presión, de ambos lados de un estadio Quisqueya repleto de fanáticos.
Juan Carlos Pérez bateó de 4-2 e impulsó cuatro carreras. Félix Pérez disparó un jonrón, un doble y produjo dos para que las Águilas Cibaeñas pusieron fin anoche a un largo período de nueve años sin levantar el trofeo de campeón.