Manuel Díaz Aponte
La radio sigue siendo un medio de comunicación de extraordinaria incidencia y penetración en la sociedad, y recuerdo como escuchaba las emisoras de Brasil y Paraguay en el recorrido en autobús de casi 18 horas desde Sao Paulo hasta Asunción, capital paraguaya.
Es el país fronterizo más cercano a Brasil en el hermoso cono Sur de América, y en cuyo trayecto los conductores de autobuses, camiones y carros recrean el espíritu escuchando música o enterándose de las noticias del día.
La población rural de Argentina, Ecuador, Bolivia, Colombia, Venezuela, Brasil, Uruguay y Paraguay disfrutan escuchar sus hermosos cantos alusivos a sus tradiciones culturales, es decir, sus canciones folclóricas y vernáculas.
En la República Dominicana por igual la radio ha sido un vehículo de exposición y de debates sobre el acontecer local y mundial, aunque en algunos casos se llega al extremo apelando a insultos y palabras descompuestas. Una especie de “ruidos y desinformación”.
Pero hay que recordar que en épocas difíciles de la historia dominicana periodistas y locutores se jugaron la vida en la defensa de la democratización política y el respeto a los derechos humanos y la libertad de opinión. Aquí, recordamos hacia la década del setenta la contribución del programa dominical “La Historia de la Noticia” transmitido en Radio Comercial donde los periodistas Eulalio Almonte Rubiera; Bonaparte Gautreaux Piñeyro, Juan Bolívar Díaz, Nelson Sánchez y los hermanos Emilio y Eurípides Herasme Peña abordaban los hechos noticiosos más trascendentales de la época.
En la música hemos tenido la gran influencia de ritmos foráneos como el Reguetón y el Dembow, caracterizados por sus movimientos y sonidos estrambóticos que solo producen ruidos y descomposición entre sus jóvenes seguidores.
La violencia tiene diversas manifestaciones y se expresa en un conjunto de factores que inciden en su propagación. La falta de educación, de orientación familiar, de protección en el hogar, de oportunidades y recursos económicos genera ese lamentable cuadro social.
El psiquiatra Secundino Palacios en una entrevista al diario Hoy, entiende que esos ritmos y algunas Bachatas no se pueden desvincular de los altos niveles de violencia que se registran en la sociedad dominicana e inclusive, en los feminicidios.
Interactivos Radiales
En los últimos años la radio ha sido “invadida” de interactivos algunos de los cuales hacen esfuerzos por orientar y educar debidamente a sus radioescuchas como es el caso de “Ahora Radio RD”, novedosa iniciativa transmitida de doce a una de la tarde de lunes a viernes a través de “La Voz de las Fuerzas Armadas” en 106.9 FM y 102.7 FM.
Lo he venido escuchando últimamente por una razón poderosa y es la participación, muy destacada por cierto de Iris Espinal Beato, joven locutora, quien finaliza sus estudios en la Escuela de Comunicación de la Universidad Dominicana OYM, donde imparto docencia hace ya 24 años.
“Ahora Radio”, dirigido por la también locutora Elia Ramos es una revista radiofónica que aborda temas diversos de actualidad en el ámbito de la farándula nacional e internacional; curiosidades, orientaciones a la comunidad, consejos, música, y cápsulas educativas tratados a ritmo contagioso y variado.
El equipo de producción de este espacio de la radio nacional lo integran Elia Ramos Productora /conductora.
Manuel Cordero /Cine
Juan Carlos Mora / Tecnología
Mónica Ynosent/Belleza
Fernando de la Cruz/ Una mirada al Instagram
Iris Espinal /Sentido Común
Esta última sección ofrece consejos de orientación ciudadana sobre cómo preservar el medio ambiente; importancia de la convivencia social, respeto a las instituciones y las leyes así como actitudes que nos permiten ser mejores personas en el hogar y en la sociedad.
Ellos representan la nueva generación de comunicadores salidos de las aulas universitarias con una visión innovadora de querer transmitirles a sus oyentes los temas más palpitantes, conceptualizándolos en una dinámica de expresión colectiva de sus anfitriones.
Entre otras cosas me gusta la identificación y musicalización del programa, la animación de Elia y de Iris así como las secciones de Tecnología y Sentido Común.
Me satisface mucho el crecimiento experimentado de Manuel Cordero, otro joven egresado de las aulas universitarias en la OYM a quien tuve de alumno, demostrando siempre un interés por la superación y el esfuerzo académico.
La Radio: ¿nos puede educar?
Por supuesto, que la Radio constituye una de las herramientas comunicacionales más importante para educar, orientar, entretener y edificar adecuadamente a la ciudadanía.
La educación como instrumento de cambio es esencial y al mismo tiempo, es una plataforma primaria para construir la nueva sociedad; el renovado espacio social donde se imponga el buen vivir, la inteligencia y el crecimiento humano.
No se conoce en la historia moderna una sociedad que haya podido transformarse, modernizarse y superar los viejos esquemas que impiden su progreso económico y social sin tener como base la educación.
El peor daño que ha sufrido la radio dominicana en los últimos veinte años ha sido la inclusión de un formato basado en el “enfrentamiento” entre conductores que apelan a palabras indecorosas, descalificaciones, violencia verbal y lo que he definido en anteriores artículos como el “letrinaje radiofónico”. Afortunadamente, no son las mayorías en la diversidad de programas difundidos en el país porque se ha ido entendiendo que con insultos no se llega a ninguna parte.
Por el contrario, se crea una atmósfera de irrespeto generalizado en la sociedad a tal punto de que todos nos creemos en el derecho de maltratar verbal y físicamente a los demás, porque así no los están enseñando los propios medios de comunicación, particularmente en ciertos “programas” de radio y televisión.
El objetivo principal de aquellos que promueven esa descomposición en los contenidos radiales y televisivos es manipular, distorsionar, impresionar, confundir y embrutecer a la sociedad dominicana bajo el pretexto de hacer “humor” con cosas muy serias relacionadas a la pobreza, corrupción, desigualdad social, insalubridad, problemas migratorios y falta de empleos entre otros.
En vez de perder el tiempo hablando de cosas que poco interesan a la colectividad, se debería aprovechar el poder de penetración e influencia que tiene la radio para orientar al ciudadano acerca del peligro inminente de los océanos por los niveles de contaminación, especialmente de plásticos; de preservar nuestros ríos, bosques y montañas, respetar las señales de tránsito y no maltratar a las mujeres.