Petra Saviñón
La autora es periodista
La Yagüita, en los Jardines del Norte, Distrito Nacional, es un barrio empobrecido enclavado entre sectores acomodados y avenidas céntricas. Sus sencillas viviendas son codiciadas por inquilinos que ven la posibilidad de vivir “en medio del pueblo” sin pagar mucho.
Es lugar tranquilo, de gente trabajadora, alegre, a veces de más, con una que otra bulla fines de semana. En resumen, espacio habitable pero tiene en su calle principal, la Central, un vertedero informal usado por la comunidad y por gente de otros lares, que lleva desperdicios hasta en camiones.
Los vecinos definen ese basurero como enfermante en el plano físico y emocional, un criadero de alimañas que invaden sus casas y la de sectores cercanos. Los medios recogen su lamento e igual, la respuesta del Ayuntamiento, que en una nota de prensa afirma lo eliminó.
No obstante, vino la contrarrespuesta de los afectados, que aseguran todo sigue igual y los desechos campean por sus fueros.
Esto así, entonces habría que preguntarse cómo es posible que una institución emita una información en la que asevera que resolvió un problema cuando no solo es falso, sino, tan fácil de comprobar, lo que hicieron periodistas que acudieron al sitio.
Hay que ser tonto para atreverse a eso y aunque es cosa sencilla, en apariencia, sin gran importancia frente a notas relevantes en este trajinar diario, llama la atención que lo hayan hecho, que no pensaran en que podrían ser desmentidos.
Esto, una cuestión simple, reitero, debe servir de ejemplo a esa entidad y a otras para que midan bien su reacción ante un reclamo, una denuncia, o incluso una acusación. Actuar con tacto y en apego a los escrúpulos, siempre ayuda.
Aunque la gente está jarta de promesas, quizás es mejor responder con el manoseado estribillo de que “trabajamos y daremos solución” y así la ilusión vuelve a anidar en esos pechos.
Eso sí, como ya la población conoce el cancito, cuidado con que luego de “un compás de espera”, otra frase lugar común, termine hastiada. Sí, más aún e insista con otros métodos de esos tantos que le confiere la Constitución, para que su derecho sea respetado.
Atención a las mentiras tan desmontables, que junto al ánimo caldeado son combinación ruda. Este es un asunto irrelevante frente a los tantos que tendrá el cabildo, pero el manejo mediático fue malo y puede ser extrapolado a otras áreas y generar dudas sobre sus informaciones.
La verdad siempre sale a flote, como la materia fecal, es imposible ocultarla por mucho tiempo.