Margarita Quiroz
En la mañana de este domingo asistí a la Funeraria Blandino de la Abraham Lincoln a darle un abrazo a una amiga, que con su vasta cultura y pasión por el arte nos entrega cada semana para elDigital.com.do una crítica interesante sobre artistas plásticos y sus creaciones.
Allí estaba la maestra María Fals, al lado de su inseparable esposo Marcos, hijos, familiares, amigos, compañeros de trabajo y alumnos de su padre, el maestro de Música Santiago Fals, quienes lo despidieron como vivió, entre acordes y notas musicales.
Lo conocí solo por referencia de su hija, nuestra amistad me movió hasta su velatorio, triste, pero tal vez el más hermoso al que he asistido.
«Las personas mueren según vivieron» , reza un dicho y, si don Santiago vivió como fue su última despedida, indudablemente era, además de gran maestro de Música, el en Conservatorio Nacional, un gran hombre y ser humano.
La semana pasada doña María escribió para este diario digital sobre él. Estaba hospitalizado, con un cuadro clínico delicado. Me escribió y pidió que orara por su salud, así lo hice. Dios quiso que partiera. Falleció ayer sábado, tenía 77 años.
Hoy, lo lloré. Nunca vi físicamente a este cubano afincado en República Dominicana, pero el ambiente no era para menos. Me conmovió ver la profunda tristeza de doña María y sus familiares, aún más la de sus alumnos, que le lloraron, oraron, cantaron y tocaron al piano varias canciones, entre ellas el ‘Padre Nuestro’, con arreglos vocales y musicales de don Santiago. Una hermosa forma de agradecer y mostrar lo aprendido.