Petra Saviñón Ferreras
Hoy va un homenaje para ese agente de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terreste (Digesett) la misma que antes era Amet. Pero no vale distraernos con asuntos de siglas ahora. Lo que quiero es destacar la manera en la que se servidor sirve a los conductores.
Allá en la esquina de la avenida Máximo Gómez con la calle César Nicolás Penson está parado bien temprano para viabilizar, descongestionar o alegrar que en este caso son sinónimo por el modo en el que cumple con su trabajo.
Detiene el tránsito, lo moviliza, con acciones que incluyen bailes, saludos graciosos que generan gestos de aprobación, de aprecio y que aligeran el camino de los que usan ese sendero montados y a pie.
En momentos como estos, de encierro, de miedo, de enfermedad y dolor es bueno tener ese aliciente. En momentos como este y siempre, claro.
Este hombre que no recibe un alto sueldo por su labor, trabaja como solo la gente con altura, con concepto elevado de sí misma y nos da una gran lección sobre la importancia de ver las cosas en su justa dimensión, en su real valor.
En medio de tanta agitación partidista, de críticas y alabanzas al Gobierno recién instalado, de agresividad colectiva, es tan refrescante este ser humano que nos sella con su gentileza, su humor llano y su sonrisa amplia.
Este es un respiro, un alto a los temas comunes y que siempre estarán ahí y que hoy dejáramos descansar.