El texto que renueva la Constitución cubana pasará a consulta popular desde agosto antes de que vuelva al Parlamento a finales de año.
Tras dos días de sesiones, los diputados aprobaron el domingo el anteproyecto de la Carta Magna que busca reformar la que está vigente desde 1976 y quedó rebasada, tanto por el contexto en el que la isla formaba parte de un bloque de estados comunistas como por las medidas de apertura económica impulsadas por el expresidente Raúl Castro.
Los más de 600 diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular dispusieron que ahora la Constitución pase un proceso de consulta a lo largo y ancho del país entre el 13 de agosto y el 15 de noviembre.
La norma establece entre otras cosas el reconocimiento de la propiedad privada, autoriza la contratación de personal y abre el espacio para el matrimonio entre personas del mismo sexo, entre otros asuntos, al tiempo que mantiene la preeminencia del Partido Comunista de Cuba como la organización que guía a la sociedad y con predominio de la empresa estatal socialista.
La sesión, en la cual estuvo presente Castro _quien también funge como secretario del PCC_, fue clausurada con un discurso de su sucesor Miguel Díaz-Canel.
“Este ejercicio, de participación directa del pueblo (la consulta popular), adquiere la mayor relevancia política y será un reflejo más de que la Revolución se sustenta en la más genuina democracia”, manifestó Díaz-Canel. “Cada cubano podrá expresar libremente sus opiniones y contribuir a alcanzar un texto constitucional que refleje el hoy y el futuro de la patria”.
La televisión cubana mostró las intervenciones de los diputados con el análisis de los 224 artículos de la nueva Carta Magna. Algunos puntos pasaron desapercibidos, pero otros mostraron los diferentes criterios o llamaron más la atención de los legisladores, que en el modelo cubano no son profesionales, por lo que se reúnen para participar en la plenaria un par de veces al año sin abandonar sus puestos de trabajo habituales.
Uno de los artículos más debatidos fue el de la forma en que se controlará el enriquecimiento excesivo, que no es acorde con el socialismo que se predica en la nación. Algunos legisladores exigieron imponer límites a la concentración de la propiedad en manos particulares, mientras que otros propugnaban por no cargar con esta responsabilidad a la Constitución y en cambio hacer cumplir las leyes vigentes para evitar la corrupción y el mercado negro, verdaderos azotes de la economía cubana.
La cuestión refleja un debate de base para la Carta Magna, pues la vigente de 1976 bajo la influencia soviética de plano desconocía la propiedad privada, aunque en las pasadas décadas las reformas de Castro permitieron una modesta iniciativa particular y el desarrollo de los emprendedores, a fin de apoyar a las finanzas nacionales que atravesaban una fuerte crisis.
Otra cuestión que atrajo la atención de los legisladores fue el artículo que elimina el requisito de que el matrimonio sea únicamente entre un hombre y una mujer.
El nuevo texto de la Constitución también establece la creación de la figura de un primer ministro que acompañe a un presidente y un vicepresidente en el gobierno, e introduce la función de gobernadores para que estén al frente de las provincias.
En su discurso de clausura Díaz-Canel también indicó que en el primer semestre del año el país registró un producto interno bruto de 1,1%.