2 de abril: Día Mundial de la Concientización sobre el Autismo. Aprendamos un poco más sobre esta condición
Algunas personas con autismo perciben de forma especial los estímulos sensoriales. de ahí que una de las imágenes más estereotipadas del autismo es una persona alejada del resto, tapándose los oídos y/o balanceándose.
Es sin duda una imagen muy conocida pero no siempre muy bien explicada. Taparse los oídos, el balanceo, la búsqueda de movimiento, miedo a cosas cotidianas como subirse a un columpio, una hamaca o rodar sobre una pelota, son situaciones que muchas de las personas con autismo viven, niños y adultos por igual; cada uno con una expresión única ante este miedo o necesidad, pero con una raíz común, integración sensorial.
Pero qué es la integración sensorial, por qué cobra importancia en el autismo y cómo es que podemos abordarla.
La integración sensorial es el proceso neurológico por el cual el cerebro recibe, organiza e interpreta las sensaciones de los sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato, movimiento, etc.) para permitir respuestas adaptativas y el desarrollo de habilidades.
En el autismo, la integración sensorial puede ser un desafío, ya que las personas con TEA pueden tener dificultades para procesar y organizar la información sensorial, lo que puede llevar a hiper o hipersensibilidad a ciertos estímulos.
La integración sensorial es esencial para la comprensión y el manejo de la información que nos rodea, y para la adaptación a los cambios en nuestro entorno.
Las personas con trastornos del espectro autista (TEA) pueden presentar dificultades en la integración sensorial, lo que significa que pueden tener problemas para procesar y organizar la información sensorial que reciben del entorno de manera efectiva.
Algunas de las dificultades más comunes que pueden experimentar incluyen:
- Hipersensibilidad sensorial: Las personas con TEA pueden ser hipersensibles a ciertos estímulos sensoriales, como los ruidos fuertes, las luces brillantes, las texturas de ciertos alimentos o la sensación de ciertas telas en su piel. Esto puede provocar respuestas negativas, como cubrirse los oídos, cerrar los ojos, evitar ciertos alimentos o ropa, o incluso tener una reacción de lucha o huida.
- Hiposensibilidad sensorial: Por el contrario, algunos niños con TEA pueden tener una menor sensibilidad a ciertos estímulos sensoriales, como el dolor, el frío o el calor. Esto puede hacer que no sean conscientes de su entorno o que no respondan a situaciones peligrosas.
- Dificultades para filtrar información sensorial: Las personas con TEA pueden tener dificultades para filtrar y seleccionar la información sensorial relevante y descartar la información innecesaria o irrelevante. Esto puede hacer que les resulte difícil centrarse en una tarea específica o ignorar los estímulos distractores, lo que puede afectar su capacidad para procesar la información y tomar decisiones.
- Dificultades para integrar información sensorial: Las personas con TEA pueden tener dificultades para integrar información sensorial de diferentes fuentes. Por ejemplo, pueden tener dificultades para procesar y comprender la información visual y auditiva al mismo tiempo, lo que puede afectar su capacidad para seguir las instrucciones verbales o responder a los estímulos visuales.
- Dificultades en la regulación sensorial: Las personas con TEA pueden tener dificultades para regular su respuesta a los estímulos sensoriales, lo que puede provocar respuestas inapropiadas o extremas. Por ejemplo, pueden tener dificultades para controlar su respuesta emocional ante un estímulo sensorial específico, como un ruido fuerte o un olor desagradable.