Petra Saviñón
La autora es periodista
La muchacha contaba indignada cómo tuvo que insistir para no viajar parada en el Metro con todo y su dolor en las piernas-Ni los hombres me querían dar el asiento y mira que había muchos sentados-
Otras mujeres mostraron solidaridad con su caso e igual criticaron esa falta de los varones. Así, entre situaciones como estas, dejamos que floten posturas que nos evidencian como poco proactivas a un cambio real en una cultura que tanto criticamos.
Sí, el machismo. Ese comportamiento que vemos como un lastre que enferma a las sociedades desde tiempos inmemoriales, es asumido como cosa común en tantas realidades y condenado en otras.
Entre las exigencias está todavía que sea el hombre el que ceda el asiento, el que abra la puerta, el que pague la cuenta, el que lleve la mayor carga en la casa y haga otras tantas cosas que le han sido asignadas de forma inconsulta.
Una y otra vez reitero que para terminar con un sistema atropellante, es necesario acabar con todas sus partes, erradicarlas de raíz y para siempre.
Construir la nueva masculinidad es urgente, cierto y la nueva femineidad también. Es menester que el hombre asuma asuntos neurálgicos como que la mujer no es su propiedad, clarooo y que esta esté consciente de que aquel no es su proveedor.
Es momento de fomentar transformaciones reales, de fomentar un equilibrio, una equidad verdaderas.