María Fals
La autora es crítica de arte
El 30 de agosto, en el Colegio de Artistas Plásticos, mujeres destacadas de las artes visuales dominicanas, mostrarán sus hijas-obras, conversando con nosotros a través de sus pinceles, de sus trazos, de las tonalidades acrílicas que plasman en lienzos y maderas, de colografías que nos traen el recuerdo de los ancestros.
Participarán en esta muestra colectiva Aracelis García, Brenda Pérez, Clemencia Gómez, Dorit Weil, Eneida Hernández, Felicia González, Grecia Rivera, Iris Pérez, Lizzet Mejía, Marilyn Caminero, Rosario Marrero, Rosmairy Pérez, Rosa Tavárez, Sonia Canto y Yuli Monción. Con alrededor de treinta y ocho obras, las blancas paredes del
CODAP se llenarán de sueños, de diversidad artística, de resiliencia y de emociones diversas.
Utilizando la magia de sus áreas, colores y volúmenes figurados, estas damas de las formas, pertenecientes a diferentes generaciones, algunas de ellas presentes a través de su legado inmortal y otras plenamente activas, mostrarán sus universos de infinito poder comunicativo y de alto valor estético.
Lo figurativo y lo abstracto, la deformación expresionista y lo surreal, el protagonismo femenino y lo intrapersonal, el cuerpo humano en su plenitud, el realismo hermanado con lo imaginativo, líneas y difuminados, recargamiento y síntesis, son antinomias que se hermanan en su discurso heterogéneo y a la vez, integrador.
Atravesando el bosque de la vida, veremos la primavera derramando hojas a su paso, sentiremos la danza con la luna y las gaviotas, nos quemará el fuego transicional del rojo, que se convierte en naranjas a través de un amarillo que se derrama sin frenos, mientras un cuerpo humano se convertirá en máquina, en óvalo oscuro que se proyectará más allá de su propia realidad.
Los rasgos mestizos de las figuras femeninas nos hablarán del Caribe y de palabras se grabarán en el cuerpo entre el agua y el viento, junto al barco de la esperanza y al vuelo de una nave de papel. Una joven flotará cual isla nunca conquistada sobre la transparencia de lo inimaginable. El libro de los tiempos se abrirá ante nosotros sobre el pecho de una de Tres Gracias.
Dos hermanas con un solo corazón nos interrogarán con los ojos muy abiertos, el caos volverá armonía a través de sus gotas de esencias originales, caerá la música marcando el ritmo a lo profundo y dos rostros sonrientes nos sorprenderán entre el escarlata y el azul. El galope de un grupo de jinetes con su líder, portador de una máscara roja, violenta y punzante, contrastará con la silueta adolorida de quien se lamenta sobre el suelo, mientras un caballo calmado y en pie, le esperará para siempre.
Así, en “Ellas y nosotras. Memoria de nueve generaciones”, la dualidad femenina y masculina del ser y del hacer, se materializará en los lienzos, en las alas de los ángeles dormidos. Las círculos y puntos de todo lo creado tejerán hilos que integren los mensajes de cada una de sus protagonistas poderosas, que se unirán en una meta común donde se diluirán los egos, dejando solo espacio a la belleza eterna que solo puede nacer del buen y verdadero arte.