María Fals
La autora es crítica de arte
El mundo de las esencias es el reino de las ideas, el verdadero mundo que, según Platón, se proyecta y se refleja en este espejo de sombras que es lo terrenal. A pesar de la cueva de nuestros sentidos pequeños, de las limitaciones de nuestra condición humana, sentimos que lo “esencial es invisible a los ojos” y que “solo se ve con los ojos del corazón” como decía Saint- Exúpery.
Poniendo su corazón, su mente, sus manos llenas de pinceles y de trazos que expresan el todo y la nada, que son el caos ordenado de los orígenes de cada cosa existente, ha llegado Ricardo Restituyo a la casona de blancas paredes que alberga al CODAP en la calle de El Conde en la Zona Colonial.
No ha venido solo, lo acompañan sus hijos-obras, sus huellas de luz y de matices reflejadas en cada trazo, para establecer un diálogo con los espectadores, para invitarnos a descubrir en sus lienzos las verdades escondidas en cada partícula de su ser y de su hacer.
Ricardo Restituyo es de San Francisco de Macorís, y nació en la década central de un siglo dinámico y poderoso. Ingeniero electromecánico, creador de máquinas, de energía y de fulgor, fue facilitador de Participación Ciudadana y es miembro del CODIA y del Colegio Dominicano de Artistas Plásticos.
Amante del dibujo y la pintura, ha ido evolucionando desde lo figurativo y geometrizado hasta una abstracción lírica, sugerente y expresiva donde aún se intuye la presencia de lo real. Su buen gusto, su perseverancia y su deseo de darse a través de la belleza de su expresión estética, se cristalizan en sus dibujos, acrílicos y óleos cargados de ilusiones, de hermosos imaginarios donde todo es posible en cada mancha, en cada textura, en la tridimensionalidad figurada a través de la dinámica del color.
En los senderos de sus creaciones, se desliza la mirada desde los amarillos hasta sus complementarios violetas, se eleva una flor frágil y firme, delicada como el espíritu que todo lo salva y lo vence, se levantan los montes de una cordillera no nombrada, mientras una paloma azul anida y rompe los cuatro puntos cardinales convirtiéndose en
centro de la vida.
En sus cuadros, los círculos son el origen del comienzo y el agujero negro donde transitar hacia lo incognito, los insectos sobrevuelan sobre la voz de los tiempos, rumbo a las preguntas que encierran todas las respuestas.
Al borde de un abismo de fuego, sobre aguas de roja intensidad, las casitas azules donde anidan todos los sueños se sostienen por la magia del arte de un Ricardo Restituyo, creador de espacios, de nuevas realidades. Entre tanto, lo figurativo retorna, se expresa en los instrumentos sonoros que son portadores de la más abstracta de las manifestaciones artísticas: la música. Y salta el merengue a alegrar la fiesta, a dar un sentido identitario a su universo pictórico.
Este 14 de agosto, a las 7.00 de la noche te espera la segunda individual de este artista, para decirte sin palabras que todo lo que deseas es posible, que en tus manos está construir los espacios en que salvar la esperanza y avanzar hacia la luz, a través de un arte dotado de optimismo, de belleza y de profundas reflexiones.