María Fals
La autora es crítica de arte
“El arte de la resiliencia” es su más reciente exposición individual, realizada en Tokio, invitada por la Embajada Dominicana en Japón en el marco de los noventa años de relaciones bilaterales entre ambos países y se ha estado presentando entre los meses de mayo y julio en el Instituto Cervantes.
Iris Pérez es una artista integral e integradora, es un mundo diverso y único. Aúna principios de vida muy sólidos con un arte donde la espiritualidad y la defensa de los derechos de los seres humanos están presentes, en el que lo original, lo comprometido, lo aparentemente espontáneo y lo innovador constituyen algunas de sus más significativas características.
Iris Pérez es maestra, tanto por su quehacer artístico personal como por su habilidad de enseñar a sus discípulos a deslizar un pincel sobre un lienzo, a construir, a encontrar su propio lenguaje. Es capaz, a la vez, de crear la sublimidad que se divisa en la distancia sobre la cima de un cerro y de concebir una pequeña joya artística que
cabe en nuestras manos.
En sus obras son motivos la Cruz de Redención, el amor de la “Madre” hacia su “Hijo”, las “hermanas” que permanecen vivas en la memoria, el rescate de las historias de niñas emigrantes de África cuyos cuerpos fueron arropados por el mar, la búsqueda de lo intertextual dentro de la poesía femenina de diferentes culturas, los insectos que recorren un madero recién hallado. Todo en ellas nos habla de asombro, de encuentros, de batallas, de sensibilidad a flor de piel y de profundidad de pensamiento.
El arte de Iris es sumamente femenino, intrínsecamente dominicano, maravillosamente mágico, intenso, inmenso, delicado y sencillo, es un “grito original” que quiso atrapar a lo innombrado a través de “La anatomía del ser”, los “Bosques Místicos”, de “Urdimbres” con hilos visibles e invisibles, y con cajas que esconden y revelan los
secretos y las ansias.
Con esa sinceridad que es su esencia, sus creaciones se insertan en lo universal y como rayos de luz, dan calidez al alma de toda persona que se les acerque en cualquier lugar, en las Antillas Mayores y Menores, en la plaza de las Banderas, en el Parque Mirador, en Europa, en Bangladesh, desde Estados Unidos hasta Corea y en el
Centro Perelló con su “Última cena”.
“El arte de la resiliencia” es su más reciente exposición individual, realizada en Tokio, invitada por la Embajada Dominicana en Japón en el marco de los noventa años de relaciones bilaterales entre ambos países y se ha estado presentando entre los meses de mayo y julio en el Instituto Cervantes.
Cuenta con la curadoría y museografía de Alex Gabriel Piña e incluye, al mismo tiempo, trabajos anteriores presentados en Corea y en la Bienal de Bangladesh junto a obras inéditas, todos realizados en distintas técnicas como cerámicas, fotografías, instalaciones y dibujos sobre papel de arroz, con temas como el enfrentamiento a la
violencia de género, la resiliencia ante los problemas cotidianos, la fe en el bien como instrumento para sobreponerse a las angustias existenciales. Hizo, además, visitas guiadas y talleres con niños para acercar al público a una compresión más clara de su proceso creativo y de sus mensajes.
En una de sus obras presentadas pone a dialogar la poética de resistencia de las dominicanas Delia Weber y Carmen Natalia con las de resiliencia de Yosano Akiko y Kaneko Misuzu, todas ellas involucradas de formas distintas, más allá de la distancia geográfica, en la lucha por los derechos femeninos, por la autodeterminación individual y colectiva en todos los ámbitos, en lo que Iris define como “un paralelismo de situaciones”.
En la instalación dedicada a estas escritoras, junto con Mie, una joven japonesa, escribió sobre papel de arroz textos de las poetisas de Japón en hiragana y los de las dominicanas en español. En la obra, se utilizaron ocho cajas, dos para cada poetisa; en ellas estaban los poemas y dentro estaban colocadas rosas de cerámica.
Otra pieza importante fue “Morada” sobre el tema de los feminicidios, que según Iris en la entrevista realizada por Philartis R.D. el 17 de julio del 2024 en su hogar, “recoge documentos fotográficos de unas reflexiones en solitario, a partir de una investigación sobre mujeres que han sido asesinadas en República Dominicana y lo que ellas habían publicado en sus redes sociales antes de su fallecimiento.
Cada una de ellas tenía una familia, hijos, eran fotógrafas empíricas”. La idea detrás de esta propuesta es hacer un homenaje a la huella y legado de cada una de ellas. Iris es ejemplo de trabajo, de criterios claros, de propuestas a favor de lo positivo y de lo trascendente en el marco de su arte y desea dialogar con los espectadores a través
de sus obras. Según expresó en el programa “El día”, el 14 de junio de 2024: “al arte no vine de vacaciones, sino que es mi forma de vida” y en él está siempre la búsqueda de “visibilizar la labor de la mujer en distintos aspectos de la vida”
Iris Pérez Romero ha continuado constantemente trabajando, reinventándose, rodeándose de flores pintadas y modeladas, de mariquitas, de colores y texturas diversos, de “hermanas” cuya memoria rescata del olvido siempre a través de la vida, nunca de la muerte.
Iris sigue adelante con nuevos e interesantes proyectos, dentro y fuera de nuestras fronteras, la anima su fuerza interior, el haber encontrado su propósito, que siento que es convertir su arte en una ética y una estética que contribuyan sistemáticamente a enfrentar las sombras y a hacer crecer la esperanza.