María Fals
La autora es crítica de arte
El siglo XVI estuvo pleno de acontecimientos complejos en la historia de Europa. En 1503, las tropas españolas de Gonzalo Fernández de Córdoba conquistan Nápoles, en Italia. Luego de largas luchas, desde 1501 hasta 15012 Francia se apoderó de Milán y sus alrededores. En 1516 le fue concedido a Francisco I de Francia el trono de Milán.
En 1527 ocurre el saqueo de Roma, en el que las tropas de Carlos V, enviadas para presionar al Papa para que actuara de forma radical contra Martín Lutero y su reforma religiosa, terminaron con un ataque sangriento y destructivo a la sede del Papado.
Italia era entonces un campo de batalla, donde la cierta estabilidad del siglo anterior había fracasado. El arte es un reflejo subjetivo de la realidad que rodea al artista, un período inestable y complejo condiciona el surgimiento de un arte que posee esas mismas características. Es así como el Renacimiento tardío las formas se agitan, se
alargan, se vuelven caprichosas, retorcidas, inestables dando paso a un nuevo estilo conocido como Manierismo.
Uno de los más grandes exponentes del Manierismo es Miguel Ángel Buonarroti (1475- 1564), escultor, pintor, arquitecto y poeta del Renacimiento que evolucionó hacia el Manierismo. La escalera de la biblioteca Laurenciana de Florencia, diseñada por él, es un ejemplo de lo sorprendente que puede ser la arquitectura manierista.
La escalera, terminada en 1559, tiene tres brazos; el central posee escalones curvos, los laterales escalones rectos. Los tres brazos están separados entre sí por balaustras.
A medio tramo, los brazos laterales desaparecen y quedando solamente el central, que conduce a la única puerta de entrada del salón de lectura. En el vestíbulo que rodea a la escalera se observan vanos ciegos o ventanas tapiadas, columnas que no descansan en el suelo y ménsulas desproporcionadas, creando una sensación de absurdo y disfuncionalidad.
En la escultura manierista se destaca el virtuosismo y atrevimiento de las obras de Benvenuto Cellini (1500-1571) y de Juan de Bolonia. Benvenuto fue escultor y orfebre, usaba formas sinuosas, curvas y atrevidos escorzos en sus obras. Es el autor del
“Perseo con la cabeza de Medusa” (1545-1554), una obra violenta de gran formato donde la sangre de bronce brota del cuello recién cortado de Medusa, mientras su cuerpo desnudo retorcido es pisoteado por el guerrero mitológico.
Juan de Bolonia (1529-1608) nos recrea con el inicio del vuelo de “Mercurio”, que con su sombrero alado y su caduceo, se sostiene en un solo pie, lográndose un equilibrio y una estilización magistrales en la composición. Su rapto de las sabinas conforma una espiral maravillosa en que la forma serpenteante propia de la escultura manierista llega a una de sus máximas posibilidades.
Girolamo Francesco María Mazzola, conocido como Parmigianino (1503-1540) pintó entre 1535 y 1540 una obra emblemática del Manierismo llamada “ La Virgen del Cuello Largo”. En ella aparece una Madonna con grácil cuello de cisne, que contempla a un niño de enorme tamaño que descansa de forma instable en su regazo.
La altura de lavirgen madre compite con la de una gran columna que no sostiene nada y detrás un anciano abre un pergamino volviendo la cabeza hacia otro lado. Las piernas largas de los ángeles adolescentes nos llaman la atención mientras la atmosfera confusa de la obra nos inquieta.
El Manierismo y sus excentricidades llegan a Francia y a España en el siglo XVI bajo el nombre de arte renacentista. En esos países se mezcla con lo gótico y en España también con el arte árabe o mudéjar, dejando su influencia en múltiples obras maravillosas, entre ellas la “Virgen y el Niño” del español Luis de Morales y la escalera de entrada del Palacio de Francisco I en Francia. El Manierismo, sea continuación o sea ruptura, es uno de los estilos más interesantes y hermosos de la historia del arte universal.