María Fals
La autora es crítica de arte
El mercado del arte convierte a veces en celebridades a artistas sin talento, manipulables y comerciables, imponiéndolos a través de las redes sociales y de otros medios de comunicación masiva
En este año que comienza el planeta en que vivimos se ve acosado por las guerras, epidemias y el cambio climático acelerado, por enfrentamientos entre tendencias políticas.
Se puede observar a la vez el crecimiento económico de algunos países y el aumento de la miseria en otros muchos, así como la manipulación de la verdad objetiva para dejar espacio libre a la subjetividad basada en los intereses personales.
El arte como forma de reinterpretar la realidad contribuye al conocimiento del mundo, permite la sublimación del alma, sana el espíritu y el cuerpo, crea nuevas perspectivas en la conciencia social y conduce al mejoramiento de la existencia material y espiritual de las personas.
Por eso hoy el papel educativo del arte es fundamental como agente de cambio, como arma de concienciación y de justicia, como factor que contribuye a la comunicación de la memoria ancestral de las comunidades, para que las tradiciones no se pierdan.
En las artes visuales nuevas tecnologías como las holografías, las herramientas digitales y el uso de la inteligencia artificial, se han incorporado a otras ya tradicionales como el óleo, el pastel, el fresco, el collage, la cerámica y la talla.
En la música, los sintetizadores se integran a los instrumentos de percusión, de cuerda y de viento, mientras la voz humana canta sobre el sonido del viento canciones sublimes o grotescas, según el gusto del auditorio al que van dirigidas.
El mercado del arte convierte a veces en celebridades a artistas sin talento, manipulables y comerciables, imponiéndolos a través de las redes sociales y de otros medios de comunicación masiva. Sin embargo, estamos convencidos de que siempre perdurará lo positivo, el legado de esperanza que el buen arte encierra.
Este 2024 trae nuevas perspectivas a los artistas y educadores, temas como la paz, la conservación de la naturaleza, la conjugación de las nuevas tecnologías con el entorno cotidiano, la justicia social y el rescate de la historia, son algunos de los tópicos que el arte actual va también desarrollando.
Musicales como “Hamilton” (2015) de Lin Manuel Miranda, quien conjuga el hip hop, elementos del jazz, el teatro musical y la ópera, ha sido llevado a la televisión, a la animación digital y es un ejemplo de cómo se puede rescatar el pasado a través de lo actual, mezclando formas de expresión artística, desarrollando en las personas un sentido histórico y una conciencia cívica.
En nuestro país, las actividades educativas de los Liceos de Modalidad en Arte y el trabajo más amplio de la Educación Artística en todas las escuelas de Modalidad General, van acercando a los niños y jóvenes al conocimiento y transformación de su entorno utilizando el arte, fomentando en ellos el gusto estético, una mayor conciencia social y un pensamiento crítico y reflexivo.
La labor de los artistas, de las instituciones, de los gestores culturales en el desarrollo de sociedades más justas y felices es determinante. Si seguimos gestando un pensamiento artístico colectivo y transformador estaremos contribuyendo al desarrollo humano integral de las personas.
Este año 2024 se debe promover una cultura artística que busque el desarrollo de la personalidad, de la formación ética y la creatividad de los seres humanos, especialmente de las nuevas generaciones, que les enseñe a solucionar problemas prácticos y que contribuya a la construcción de un mundo mejor en pro de la felicidad y la esperanza.