Pese a la crudeza del diagnóstico y la dureza de las medidas anunciadas, el nuevo presidente fue ovacionado por la multitud.
Economía, salud y educación fueron este domingo los tres pilares que cimentaron el primer discurso del nuevo presidente de Argentina, Javier Milei, quien en una intervención breve y durísima calificó la herencia dejada por el mandatario saliente Alberto Fernández como la «peor» recibida por «ningún Gobierno» y fue aplaudido pese al anuncio de severos ajustes.
«Hoy comienza una nueva era en Argentina», proclamó el nuevo jefe del Estado argentino desde una tribuna instalada frente al Congreso de la Nación. A su costado, los principales representantes internacionales que llegaron lo escuchaban con atención.
Desde el «hola a todos» que abrió el discurso con su forzada voz ronca hasta el final, Milei pintó una dura realidad del país y no dudó en asegurar que deberá tomar difíciles decisiones económicas.
Anunció que aplicará un duro ajuste y que habrá «estanflación» -elevada inflación y retroceso económico- durante varios meses, pero prometió que este será el «último mal trago» antes de la «reconstrucción» del país suramericano, en el que la inflación ronda cerca del 150 % anual.
Pese a la crudeza del diagnóstico y la dureza de las medidas anunciadas, el nuevo presidente fue ovacionado por la multitud.
Milei aseguró que la «herencia» que deja el kirchnerismo es la «peor» que haya recibido nunca un Gobierno argentino, con déficit financiero y fiscal equivalente al 17 % del Producto Interno Bruto, inflación que crece a una tasa anual del 300 %, actividad económica paralizada, una tasa de pobreza del 45 % y un índice de indigencia cercano al 10 %.
Ratificó que aplicará un ajuste fiscal del 5 % del PIB que, prometió, caerá «casi totalmente» sobre el Estado y no sobre el sector privado.
También confirmó que «limpiará» los pasivos del Banco Central y pondrá fin a la emisión monetaria, que a su juicio es la causa de la elevada inflación de Argentina.
Pero puntualizó que la política monetaria actúa con un rezago de entre 18 y 24 meses, por lo que anticipó que la inflación permanecerá alta, y citó pronósticos privados que prevén tasas mensuales de entre el 20 % y el 40 % de aquí a febrero próximo.
Milei pintó un delicado escenario fiscal y monetario que, a su juicio, coloca a Argentina al borde de una hiperinflación, que podría llegar al 15.000 % anual.
Con estos y otros números en mente, avisó de que el esfuerzo será «titánico», y apeló tanto a la «fortaleza» del pueblo como a la esperanza. «Será difícil, pero lo vamos a lograr», proclamó.
En materia de educación, el presidente se lamentó por las preocupantes cifras, un panorama que contrastó con el pasado, cuando Argentina se convirtió en el primer país «en terminar con el analfabetismo en el mundo».
«¡Si se levantara (Domingo Faustino) Sarmiento (presidente de la Nación entre 1868 y 1874 y gran impulsor de la educación) y viera lo que hicieron con la educación…!», se lamentó.
Recordó que sólo el 16 % de los jóvenes concluyen sus estudios secundarios y que el 70 % de los que lo hacen «no pueden resolver un problema de matemática básica o comprender un texto».
Por el lado de la salud, puntualizó que el «sistema se encuentra completamente colapsado», porque hay hospitales «destruidos», médicos que cobran «una miseria» y falta servicio de salud básica, una situación que, a su juicio, provocó que durante la pandemia del coronavirus Argentina tuviera 130.000 muertos, cuando podría podría haber tenido 30.000.
Denunció también que 15.000 argentinos mueren cada año en accidentes de tránsito, porque sólo el 16 % de las rutas está asfaltada y apenas un 11 % en buen estado.
«Lamentablemente, tengo que decirlo de nuevo: no hay plata. La conclusión es que no hay alternativa al ajuste y no hay alternativa al shock», enfatizó, Milei, quien no ocultó que «eso impactará de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales y la cantidad de pobres e indigentes».
Por eso, subrayó que «el desafío es enorme», pero aseguró que lo afronta «con convicción» y trabajando «sin descanso» para llegar «a destino».
EFE