Margarita Quiroz
Ante ese peligro y las advertencias hechas hasta el cansancio por la Oficina Nacional de Meteorología, ‘de que iba a llover y mucho’, en la voz de su directora, Gloria Ceballos, por qué no se dispuso el cierre de los túneles. De tomarse esa medida, hoy no se estaría lamentando las muertes de nueve personas.
Ahora, tras la tragedia del pasado sábado18 de noviembre, la cual cobró nueve víctimas, muchos salen como dueños absolutos de la verdad y con la bandera izada recordando que hace 20 años -dos décadas atrás- se hizo la advertencia de un posible derrumbe de la pared que reviste el muro de los túneles de la Avenida 27 de Febrero. en la capital dominicana.
Desde el domingo, junto al lamento por lo sucedido, el debate es, de quién es la culpa. La opinión pública y de ciudadanos ya se la ha adjudicado a los gobiernos de Leonel Fernández, Hipólito Mejía, Danilo Medina y al actual, encabezado por el presidente Luis Abinader. Cada uno tiene su cuota de responsabilidad.
Otro punto que se debate es que el derrumbe no fue por falta de mantenimiento, una premisa que mueve a rebatir, porque sí el problema en el túnel era conocido desde su construcción, en el gobierno de Leonel, y su peligro era eminente, por lógica, y con más razón, las autoridades, que en su defensa admiten ‘tener sólo tres años, de los 20, de responsabilidad’, debieron prestarles mayor atención.
Ante ese peligro y las advertencias hechas hasta el cansancio por la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet), ‘de que iba a llover y mucho’, en la voz de su directora, Gloria Ceballos, por qué no se dispuso el cierre de los túneles. De tomarse esa medida, hoy no se estaría lamentando las muertes de nueve personas.
Sabemos que la lluvia cuando quiere ser cruel lo es, y su ‘maldad’ puede dañar a cualquiera, lo vimos en esta ocasión; no solo afectó a los de siempre: a los pobres, sino que su poder devastador llegó hasta donde muchos encumbrados, inundando lujosos apartamentos y carros de alta gama. El presidente Luis Abinader alega que son los efectos del cambio climático que están, desde ya, pasando factura. Pero, pese a cualquiera que sea la causante, existe lo que conocemos como ‘sentido común’.
De nada nos sirve el llamado a prevención y colocar alertas de diferentes colores en las 32 provincias, si no tomamos medidas efectivas para salvar lo más preciado que tenemos que es la vida humana.
Ante tragedias como esta -considero- no viene al caso que desde el Poder y la oposición se quiera buscar culpables, como si fueran estudiantes en un preescolar. Un simple llamado, a través de los medios y redes sociales, alertando del peligro, por parte de las personas que están levantando su voz, y el anuncio del cierre de los túneles a causa de las fuertes lluvias, hoy habría cambiaba todo.