Petra Saviñón Ferreras
La autora es periodista
Plantearlo es ratificar la victimización como excusa. De la misma manera en la que es incorrecto combatir la ilegalidad desde la ilegalidad, igual lo es justificar un acto negativo con otro.
Que dados somos a excusar una mala acción con otra, en lugar de pedir sanciones para ambas. En ese real o simulado afán de defender, de proteger a los vulnerables, que por cierto tanto beneficio deja a algunos que nunca han visto a un pobre más que en imágenes.
Así nos sumergimos en ese guion manoseado, esa rutina de palabras prehechas, listas para sacar en casos como el desorden del día de brujas en la Ciudad Colonial. Es una guía que vale para tantos eventos y de ese modo articulamos ‘asigún’ el acontecimiento ¡ay sí, utéd! Y claro caemos en yerros.
Por ejemplo, es una rotunda falacia que en la avenida Abraham Lincoln haya situaciones similares y reine el silencio. Afirmarlo, es desconocer el trabajo de denuncia que hemos hecho periodistas, los reportajes, los artículos de opinión, los comentarios, el bombardeo en las redes sociales.
Plantearlo es ratificar la victimización como excusa. De la misma manera en la que es incorrecto combatir la ilegalidad desde la ilegalidad, igual lo es justificar un acto negativo con otro.
Que el que roba poco cae preso y el que roba mucho no. Ambos son delincuentes, los dos deben ser encarcelados y castigados acorde con el grado de ofensa a la sociedad, salvo un robo famélico, claro.
Por corolario, está mal que jóvenes o quienes sean, incurran en vandalismo en Guachapita Capotillo, La Ciénaga, El Almirante o cualquier otra comunidad empobrecida y está mal que lo hagan en la Ciudad Colonial, en el Piantini, en el Naco, en Los Cacicazgos. Porque lo que está mal lo está, háganlo quien lo haga y donde lo haga.
¿Cierto?
Entonces centremos las energías en exigir que todos los delitos sean sancionados. Todos. Esa es una efectiva manera de lograr igualdad, equilibrio, justicia.