Millones de israelíes se despertaron el sábado sobresaltados por el sonido de las explosiones y el estruendo de las sirenas de emergencia. El grupo palestino Hamas había lanzado un ataque sin precedentes contra el país horas después del 50 aniversario de lo que los israelíes llaman la Guerra de Yom Kippur y los países árabes la Guerra del 6 de Octubre.
Rápidamente quedó claro que el ataque altamente organizado por tierra, mar y aire se convertiría en un acto terrorista. Hamas -respaldado por Irán, que gobierna Gaza desde 2006, y reforzó su control en 2007 cuando expulsó a sus rivales palestinos de Al Fatah en una breve guerra interna- lanzó miles de cohetes mientras sus combatientes se infiltraban en territorio israelí utilizando motocicletas, camiones, parapentes y lanchas rápidas.
Cómo los militantes de Gaza tomaron una base fronteriza en Israel al amanecer
Dentro de Israel, persiguieron a soldados y civiles, e incluso publicaron videos en las redes sociales, mientras el mundo veía pruebas de cómo atacaban, perseguían y maltrataban a israelíes de todas las edades. Muchos fueron secuestrados, llevados a Gaza y arrastrados por las calles.
Israel ha hecho muchas cosas mal. Pero nada justifica lo que Hamas acaba de perpetrar. Como han señalado muchas personas bien informadas, lo que ha hecho Hamas es claramente un acto de terrorismo, sea cual sea su definición.
Pocos israelíes no son conscientes de la ironía de que Gaza, el territorio del que se retiró en 2005, sea la plataforma de lanzamiento de ataques tan mortíferos. Israel y Egipto, vecinos de Gaza, han impuesto un bloqueo al territorio. Pero Gaza no está ocupada, sino en manos de Hamas, un grupo terrorista surgido de los Hermanos Musulmanes, cuyos estatutos lo comprometen con la destrucción de Israel.
El sábado, el miedo se apoderó de los israelíes al difundirse la noticia de que hombres armados de Hamas recorrían el sur del país matando indiscriminadamente a hombres y mujeres y secuestrando a adultos y niños, llevándose a muchos de ellos a Gaza.
CNN y otros medios autentificaron muchos de los videos. En uno de ellos, geolocalizado por CNN en un barrio de Gaza, unos hombres armados abren la cajuela de un auto y sacan a una mujer aterrorizada, descalza, con las muñecas atadas con cables a la espalda, y la trasladan al asiento trasero.
En otro video, geolocalizado por CNN en el sur de Israel, cerca de Gaza, se ve a militantes de Hamas capturando a israelíes. Las redes sociales se han convertido en un espectáculo de terror y saña, con imágenes de cadáveres y de mujeres y niños asustados, algunos de ellos ya cautivos.
El Canal 12 de Israel habló con israelíes en comunidades donde, según dijeron, militantes de Hamas intentaban entrar en sus casas. En el reportaje, un hombre de un kibutz del sur de Israel, una comunidad agrícola, dijo que su mujer y sus hijos habían desaparecido, y él rastreó su teléfono hasta Khan Younis, en Gaza. No hubo respuesta a sus llamadas, y dijo que temía que su mujer y sus hijos se hubieran convertido en rehenes.
En la ciudad fronteriza de Sderot, objetivo frecuente de los cohetes de Hamas durante años, un fotógrafo de Associated Press captó los cadáveres de al menos seis personas, que fueron acribilladas mientras se encontraban en una parada de autobús.
El sábado por la noche, con cohetes que hirieron a civiles tan al norte como Tel Aviv, los medios de comunicación israelíes informaron de al menos 300 muertos y más de 1.400 heridos -la cifra ahora alcanza los 700 muertos-, con un número desconocido de rehenes y prisioneros de guerra. Es uno de los días más mortíferos de la historia de Israel, y un fracaso en materia de seguridad que recuerda tanto al 11S como a la calamidad de Israel en 1973.
Mientras Israel trataba de detener los ataques de Hamas y lanzaba ataques aéreos de represalia contra objetivos en Gaza, las víctimas empezaron a aumentar también entre los palestinos. Al menos 370 palestinos han muerto y más de 2.100 han resultado heridos, según el Ministerio de Salud de Palestina. La aviación israelí también atacó oficinas de Hamas en la ciudad de Gaza. Tras advertir que iba a disparar, como suele hacer, Israel arrasó un edificio de 14 pisos. Como siempre, los civiles palestinos pagarán un precio alto y trágico.
Los dirigentes de Hamas dicen estar «preparados para el peor escenario posible», plenamente conscientes de lo que desencadenaron deliberadamente.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, declaró lo obvio cuando dijo a los israelíes que el país estaba en guerra. Cuando esto termine, Netanyahu y los altos funcionarios de seguridad israelíes tendrán que reconocer el asombroso fracaso de los servicios de inteligencia y de los preparativos defensivos básicos.
Este desastre se produce en un momento de profundas fracturas políticas en Israel. Llegará el momento de las recriminaciones y las consecuencias políticas de este fracaso serán graves. Pero ahora la prioridad está en otra parte. Benny Gantz, general retirado y uno de los líderes de la oposición, declaró, en lo que dijo que era un mensaje a Irán: «Todo el pueblo de Israel está unido… Ahora no hay coalición ni oposición».
Por ahora, Israel se enfrenta a la amenaza inmediata. Y pronto, Israel se enfrentará sin duda a una condena fulminante, como siempre.
Hasta ahora, Israel ha recibido un fuerte apoyo de muchos sectores. El presidente Joe Biden habló con Netanyahu, ofreciéndole el apoyo y la ayuda de Estados Unidos. Israel, dijo Biden, tiene derecho a defenderse, reiterando que el «apoyo de Estados Unidos a la seguridad de Israel es sólido como una roca e inquebrantable».
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, condenó «inequívocamente» el ataque como «terrorismo en su forma más despreciable». El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo: «Condeno enérgicamente los actuales ataques terroristas», ofreciendo su solidaridad. El canciller de Alemania, Olaf Scholtz, dijo que su país «está con Israel». El primer ministro de los Países Bajos emitió una declaración en la que «condena inequívocamente esta violencia terrorista y apoya plenamente el derecho de Israel a defenderse». El primer ministro de la India, Narendra Modi, expresó su conmoción, prometiendo «solidaridad con Israel».
El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, expresó su «solidaridad con el pueblo israelí», y afirmó que no hay excusa para la violencia, «especialmente contra civiles». Ucrania declaró su «apoyo a Israel en su derecho a defenderse y a defender a su pueblo».
El apoyo a Israel, sin embargo, no fue unánime.
Tanto Irán, principal patrocinador de Hamas, como Hezbolá, otra organización terrorista vinculada a Irán y comprometida con la destrucción de Israel, elogiaron a Hamas. Y Qatar, al tiempo que pedía una desescalada y la máxima contención, dijo que «considera a Israel el único responsable de la escalada en curso debido a sus continuas violaciones de los derechos del pueblo palestino».
Arabia Saudita, que ha estado negociando un posible acuerdo diplomático con Israel, también pidió moderación y el «cese inmediato de la escalada entre ambas partes», pero también pareció culpar a Israel, aunque de forma menos directa que Qatar, citando las «repetidas advertencias del reino sobre los peligros de la explosión de la situación…»
Emiratos Árabes Unidos, la joya de la corona de los Acuerdos de Abraham, pidió «máxima contención y un alto el fuego inmediato».
Las redes sociales, por supuesto, se llenaron de activistas antiisraelíes, preparándose ya para lo que viene después.
Tan seguro como que la noche sigue al día, Israel tomará represalias, y millones de personas que en todo el mundo culparán a Israel, y a los judíos, en ese momento ignorarán lo que sucedió, lo que hizo Hamas, este sábado sangriento.
El conflicto palestino-israelí es extraordinariamente complicado. Pero no se puede negar que lo ocurrido el sábado fue un acto terrorista que merece una condena clara e inequívoca.
CNN/ Nota del editor: Frida Ghitis, exproductora y corresponsal de CNN, es columnista de asuntos mundiales. Es colaboradora semanal de opinión de CNN, columnista del diario The Washington Post y columnista de World Politics Review. Las opiniones expresadas en este comentario le pertenecen únicamente a su autora. Ver más opiniones en CNN.