Margarita Quiroz
Nada que se haga a galope queda bien… en absoluto. Peor aún cuando lo que está en juego es la formación académica de una generación estudiantil.
Tenemos entendido que para la elaboración de los libros de texto, a usar durante el nuevo año escolar (2023-2024), se contrató a un personal técnico a vapor, justo cuando casi empezaban las clases. Estamos hablando del personal que tiene a cargo las ‘correcciones’ y el diseño gráfico, los que se ven precisados a trabajar largas horas extras.
Ahí, está el punto, se han querido elaborar ‘libros de texto express’ sin reparar en las consecuencias futuras.
El ministro de Educación, Angel Hernández, ha minimizado los errores tipográficos encontrados, específicamente, en los libros de Matemáticas y Ciencias Sociales de tercer grado de Primaria, e hizo -considero- como ‘Pepito’, cuando la maestra le pidió exponer sobre la hormiga y la lección que éste tenía aprendida era la del elefante.
A Hernández le interesaba hablar de ‘conflictos económicos’ y de ‘ahorro’. Inició hablando de los muy debatidos errores tipográficos, ante la inquietud de los periodistas, pero de inmediato encontró el camino de escape para exponer, a grandes rasgos, (como la exposición de Pepito sobre el elefante) del ‘ahorro’ que dice han obtenido al tomar la decisión de encargarse, desde el Ministerio, de la elaboración y publicación de estos textos, alegando que los ataques se deben a ‘conflictos económicos’ de parte de las casas editoriales que antes hacían el trabajo y, por tanto, cobraban el servicio prestado.
En resumen, el ministro enfatizó que la denuncia de los errores ‘es un problema fundamentalmente económico’. ¿Se entiende?
Señor ministro, por un lado, aplaudimos su decisión de evitar el despilfarro, pero a la vez entendemos que ese dinero, proveniente de un gran presupuesto, el 4% para la educación, es para planificar e inteligentemente invertir, con la visión de priorizar en una educación de calidad, ansiada y merecida.
Usted antepone en su defensa, que antes se gastó (durante la administración del exministro Roberto Fulcar) unos RD$6, 400 millones de pesos, y que gracias al proyecto ‘Libro Abierto’, ahora, sólo se invirtió RD$ 1,200 millones, logrando un ahorro de RD$ 5, 200 millones.
Sin embargo, ante lo obvio, hay que tomar en cuenta que también fueron tirados por la borda RD$ 1,200 millones, porque una gran cantidad de libros impresos hay que volver a corregir e imprimir ¡Qué cosa!, decía mi esposo.
¿Cuándo será que desde Educación aprenderán?