Nelson Encarnación
Por una extraña e inexplicable coincidencia, el vocablo ladino y el nombre Danilo tienen la misma cantidad de letras o grafemas, cuya similitud es tal que revueltas pueden leerse casi iguales.
De esa condición de Danilo Medina como político puede dar fe más de uno. Por ejemplo, Roberto Salcedo, Domingo Contreras y Margarita Cedeño.
En 2016, Roberto corría por el carril privilegiado para ser ratificado como alcalde del DN. Aventaja ampliamente a David Collado, que meses antes de las elecciones apenas se sentía. Sin embargo, Collado le pasó como los caballos que rebasan al puntero a escasos metros de la meta. Propios y extraños quedaron perplejos.
¿Qué sucedió? El sector danilista del partido morado implementó una maniobra en la cual nadie es más efectivo: bajar línea.
Mediante dicho trinquete, los peledeístas votaron masivamente por el propio presidente reeleccionista, por Reinaldo Pared (Q.E.P.D.) para senador de la capital, pero le pasaron un rodillo a Roberto.
En los comicios de 2020 repitieron la misma conducta, esta vez con Domingo como víctima. La beneficiaria fue la actual alcaldesa, Carolina Mejía, supuestamente mediante un amarre entre Danilo e Hipólito Mejía.
Pero el asunto no concluye ahí. El mismo comportamiento se reiteró en la consulta-primaria de octubre pasado, cuando a quien subieron al patíbulo electoral fue a Margarita.
Hasta el día de la cita, todo daba que la ex vicepresidenta quedaba, cuando menos, en una segunda posición detrás de Abel Martínez, quien siempre marcó puntero.
Para sorpresa del mundo—imagino más para Margarita—, quien resultó segundo fue Francisco Domínguez Brito, todo porque en la semana previa la “bajada de línea” surtió el efecto de siempre, dada la efectividad del “danilismo” en la ejecución de esas canalladas.
Dudo que exista un político criollo que se haga el tonto y olvide el comportamiento travieso de Danilo y su sector en eso de simular una cosa y hacer lo contrario por lo bajo, con tanta efectividad que arruina cualquier expectativa.
De modo que, conocida la inquina que Medina guarda hacia Leonel Fernández, lo más probable es que estos acuerdos, que se anuncian con tan auspiciosa rimbombancia, resulten una oportunidad que Danilo aproveche para clavar la lanza de Longino en el costado electoral del expresidente en el momento clave.
¡Quien traiciona una vez, traiciona cien! ¡Allá Leonel si le cree!