Documentar medio siglo de vida artística de una figura como el astro de la salsa Rubén Blades puede resultar una tarea laberíntica para cualquier realizador.
El cineasta panameño Abner Benaim pasó por ese experimento al dirigir el filme sobre su famoso compatriota «Yo no me llamo Rubén Blades», que se exhibió con éxito el mes pasado en Austin, Texas, y que cerrará la 7ma edición del Festival Internacional de Cine de Panamá, que se inauguró el jueves.
Benaim está entusiasmado con el resultado y las primeras reacciones, mientras que Blades ha reconocido el trabajo del cineasta y ha manifestado días recientes a los medios, entre bromas, que no se sentaría a ver una cinta de hora y media sobre su vida porque resultaría «incómodo» para él.
«Me siento muy contento de haber logrado este documental», dijo Benaim en respuestas enviadas por correo electrónico a The Associated Press. «No es una pieza fácil, y conlleva mucha responsabilidad porque se trata de una figura ya consagrada. Lo bueno es que por ahora ha gustado mucho, así que ya estoy más tranquilo».
Benaim tuvo acceso a la casa de Blades y lo acompañó a varios de sus conciertos. También obtuvo puntos de vistas o reflexiones de artistas como Gilberto Santa Rosa, René Pérez (Residente), Larry Harlow, Paul Simon y Sting sobre los 50 años de trayectoria del autor de clásicos como «Pedro Navaja», «Plástico», «Buscando América» y «Pablo Pueblo», entre muchos otros éxitos.
«Tratamos de hacer un retrato del hombre que está detrás de la obra», explicó el director, aunque agregó que tan solo «es una impresión, diría yo, pues una vida no cabe en 90 minutos y menos una vida tan intensa como la suya».
Blades, de 69 años, revolucionó el género de la salsa en la década de 1970 con sus letras cargadas de mensajes reivindicativos y de protesta social. «Yo escribo cuando me molesta algo», pregona en el tráiler de la cinta.
Abogado de profesión, político y actor de cine, ha escrito más de 200 canciones y ganado 17 premios Grammy. Y sus inquietudes y ambiciones musicales y políticas no cesan.
Aunque decidió poner fin a sus giras de salsa por el mundo con «Caminando, adiós y gracias», el legendario artista ha dicho que seguiría en los escenarios experimentando en otros géneros musicales, con otro tipo de bandas e instrumentos. Blades suele hablar del mundo de proyectos que tiene entre manos, que también incluyen cine y televisión.
Tampoco descarta participar por segunda ocasión en el proceso electoral panameño del 2019 como aspirante independiente. Blades fue candidato presidencial en 1994, cuando terminó en tercer lugar.
Benaim ganó notoriedad hace algunos años con su película «Invasión», un documental testimonial de la acción militar estadounidense que expulsó del poder al dictador Manuel Noriega en 1989.
Después de ese filme y de participar de una cinta sobre historias del Canal de Panamá, comenzó a germinar la idea de llevar a la pantalla grande la prolífica vida artística de un ícono de la salsa en Latinoamérica.
«Trabajar con Rubén es siempre interesante, y siempre me queda una experiencia positiva y memorable después de verlo», destacó. «Ha sido todo un privilegio tener la oportunidad de compartir tanto con él».
¿A qué viene el sugerente título «Yo no me llamo Rubén Blades»? «Tiene que ver con algo que Rubén dice, que tiene que ver con su deseo de hacer cosas nuevas», respondió el realizador.
«Pero también es una exploración de varios temas que tienen que ver con la identidad; la dualidad que trae consigo la fama y el deseo de permanecer una persona privada».
Uno de los momentos más «lindos» del rodaje, según Benaim, sucedió cuando la filmación terminó: sin la presión de las cámaras, ambos caminaron durante cuatro horas por las calles de Nueva York, «hablando como si no hubiera pasado nada. La vida sigue después de las películas».
Fuente: AP