Petra Saviñón Ferreras
La erradicación de los prejuicios por color de piel y por todas las características que denoten fenotipo africano requiere, urge de más acciones que elevar discursos y condenar desde un escritorio. Necesitan una labor desde abajo, desde la casa, desde las aulas, desde la sociedad enterita.
Esta cultura afecta de modo más sensible a los niños, por tanto, es esencial en el hogar desterrar las frases y actitudes humillantes, a veces dichas en forma de relajo. Mas, guardan un insulto y como tal son hirientes, vejatorias.
Ocurre que en una misma familia puede haber niños de distintos tonos, porque eso somos, una mezcla y así toca aceptarnos, asumirnos.
Padres y madres debemos fortalecer el amor propio de nuestros hijos, darles herramientas para defender sus derechos con altura, con propiedad, mandarlos a la calle, a las aulas, a la vida con respeto por sí mismos, cardinal para fomentarles ese valor hacia otros.
Este ha de ser un trabajo que vaya más lejos que decir a los pequeños que está mal usar comentarios, aún a modo de chercha, que denigren a otros seres humanos. Precisa de elevar la conciencia, de lograr con acciones de acercamiento, con actividades de socialización una suma de voluntades. Sí, aunque parezca cursi.
En los planteles no es solo colocar carteles en los salones que motiven el buen trato. Nooo. Es igual y mejor, evitar medidas como prohibir a las niñas que vayan con trenzas o que las de pelo crespo lo lleven suelto, una restricción no válida para las de lacio.
Es dar igual oportunidad a todos, sin matiz de epidermis, en espacios como los actos y fotografías que representen a los centros educativos, sobre todo a los privados, porque esta marginación claro que ocurre.
Qué penoso a estas alturas hablar de este tema.
Ojalá no tenga que hacerlo más.