Nelson Encarnación
Darse el lujo de cotizarse como una señorita en baile le quedaba bien al Partido de la Liberación Dominicana cuando era el centro del universo político, una especie de estrella mayor alrededor de la cual orbitaba todo el sistema partidario de nuestro país.
Eran los tiempos en los cuales el Comité Político del PLD pautaba la agenda política y mediática, pues sus decisiones tenían un peso enorme en el discurrir nacional. Ya no es así.
Y no lo es desde que Danilo Medina, poniendo de manifiesto una ambición fuera de toda lógica, le arrojó una fragmentaria a esa formación, cuya división le costó el poder en las elecciones de 2020 y lo dejó con una perspectiva ominosa—al menos de cara a los venideros procesos electorales—cuando sus posibilidades no son nada auspiciosas.
Luego, su posición frente al panorama que abren las alianzas electorales en 2024 no se corresponde con la situación de un partido en evidente declive.
Es decir, una organización en la situación en la que se encuentra la formación morada, no parece ponerla en condiciones de manifestarse con la arrogancia de cerrarse puertas, lo que no hizo cuando disponía de un privilegiado sitial frente a sus competidores del espectro político dominicano.
Ahora mismo el PLD haría bien con abrirse a todas las corrientes, de modo que pueda armar un frente que le permitiera competir con alguna posibilidad de hacer un buen papel.
Sin embargo, la posición del liderazgo peledeísta no concuerda ni con su posicionamiento ni con la realidad prevaleciente en el ecosistema partidario, donde una mayoría de las organizaciones reconocidas se está inclinando hacia una alianza con el presidente Luis Abinader, y las restantes lo harían con el doctor Leonel Fernández.
En el ala liberal del conjunto partidario se adelanta un frente más a la izquierda del expresidente Fernández, lo que significa que al PLD le quedaría muy poco para pactar.
Lo cierto es que la posición radical del Comité Político del PLD no es más que papel mojado frente a su verdadera realidad, la cual le plantea un panorama altamente complejo de cara a un proceso donde no parece tener el juego a su favor.
¿Con quién pretende pactar el PLD si no lo hace con la Fuerza del Pueblo ni con las organizaciones que hayan negociado con el Partido Revolucionario Moderno?