María Fals Fors
Historiadora del Arte
El cine aparece en el año 1895, creado por los hermanos Lumiére. Anteriormente se habían producido diferentes descubrimientos como la cámara oscura, la fotografía, el praxinoscopio y el kinestoscopio. El cine aunó las características que esos inventos que le antecedieron aportaron por separado: la proyección, la impresión de la imagen a través de la luz en un soporte y el movimiento.
La cinematografía se consideró inicialmente fotografía en movimiento, pero poco a poco se convierte en un arte y en una técnica independiente. En 1911, Ricciotto Canudo lo clasifica como “Séptimo Arte” cuando ya Meliés, Porter y otros cineastas habían ido introduciendo el travelling, el montaje paralelo, el stop motion, entre otros recursos expresivos del lenguaje cinematográfico.
En 1917 triunfa la Revolución de Octubre y el cine se convierte así en un instrumento eficaz para llevar a las masas populares las ideas revolucionarias. Surgen directores como Serguei Eisenstein, Vsévolod Pudovkin y Lev Kuleshov.
El primero usaba solo el guion como punto de partida completando la historia a través de su creatividad, el segundo hacía sus “guiones de hierro” a los que se ceñía de forma estricta y el tercero fue un genio de la sintaxis de la imagen visual que creóel llamado “efecto Kuleshov”.
Einsenstein con “El Acorazado Potemkim” (1925) y Octubre (1927) explora los recursos del montaje, el yo colectivo y la metáfora revolucionaria, Pudovkin con “La Madre” (1926) y “El fin de San Petersburgo” (1927) va más allá del panfleto político para trabajar una estética depurada basada en el perfeccionamiento del montaje y del guion como protagonistas de su estilo. Kuleshov realiza un cine experimental y se convierte en maestro de generaciones a través de su cátedra de la Escuela de Cine de Moscú.
El Neorrealismo italiano surge de las ruinas de Cinecittá por la Segunda Guerra Mundial. Convierte las carencias en energía creadora, saliendo del marco estrecho de los estudios y lanzándose a la calle a encontrar nuevas locaciones, artistas talentosos, temáticas que removieran las emociones y la empatía de los espectadores gestando clásicos como “Roma, ciudad Abierta” (1945) de Roberto Rossellini en el que las actuaciones infantiles alcanzan niveles magistrales y “Ladrones de Bicicleta” (1948) de Vittorio De Sica, un ejemplo paradigmático del uso de la secuencia cinematográfica.
Todas estas películas tienen algo en común, ponen al pueblo como eje central, como centro de la trama. Describen sus inquietudes, sus problemáticas, luchas y angustias existenciales en momentos terribles y trascendentales de la historia, donde las ideologías se enfrentan, o donde el peligro de los totalitarismos se cierne sobre Europa, dejando su secuela en los mapas políticos, en la demografía y en las economías de los países de ese continente.
El Cine Soviético y el Neorrealismo dejaron una importante lección, demostrando que la escasez de recursos financieros y tecnológicos pueden ser acicate para encontrar otros caminos, para buscar nuevas formas de hacer y de decir a través de la imagen en movimiento, que las crisis solo son puntos de partida para el desarrollo de la inventiva de los guionistas, directores y actores.
En Cuba, el cine cubano comienza con la primera película de un director de esta nacionalidad rodada en Cuba llamada “El General mambí “. Data de 1914, fue dirigida por Enrique Díaz Quezada y tiene como tema las guerras de independencia cubana. El cine cubano trajo a la luz otros filmes entre 1914 y el 1959, entre ellos se destaca “El Mégano” (1955) documental del Julio García Espinosa que narra la vida de los carboneros de la ciénaga de Zapata, realizando con sus imágenes una fuerte crítica social.
Los cineastas cubanos durante el proceso revolucionario, a partir de 1959, tuvieron una fuerte influencia del Neorrealismo italiano, destacándose varios directores como Tomás Gutiérrez Alea, Humberto Solás, Juan Carlos Tabío y en el documental Santiago Álvarez. Más tarde se formaron otros como Enrique Colina, Daniel Díaz Torres, Juan Carlos Cremata, Fernando Pérez y Ernesto
Daranas, por solo mencionar algunos. Estos últimos evolucionan hacia un lenguaje más crítico, a veces crudo, en ocasiones mordaz, simbólico o poético.
Todos los directores de cine a partir de 1959 en Cuba reflejaron en su momento, desde sus propias visiones y con las limitantes que un cine controlado por el Estado les imponían, las realidades del contexto histórico social basando generalmente sus historias en personajes comunes , en sus problemas, sus frustraciones y sus esperanzas.
En el contexto dominicano, el cine es introducido desde 1900 por Francesco Grecco. Se dinamiza a partir de 1963 con la película “La silla” de Franklin Domínguez que trata sobre los desmanes de la dictadura de Trujillo. Un filme significativo, que toca la temática social es “Un pasaje de Ida” (1988) del director Agliberto Meléndez donde se narra la tragedia de la emigración ilegal y los riesgos terribles que esta conlleva.
Ya en el siglo actual, el gran cineasta José María Cabral en películas como Carpinteros (2017) y Hotel Coppelia (2021) inspirada la primera en el contexto carcelario actual y la segunda en los eventos de la Guerra de Abril, hace una reflexión profunda de las realidades sociales, de los ambientes en que desarrolla sus tramas.
El 15 de abril de 2023 se realizó la entrega de certificados y premios del “Taller Cine Móvil” (Realización con celulares) impartido por la Dra. Karina Narpier y organizado por Henriette Wiese en el Museo Memorial de la Resistencia Dominicana, dirigido por Luisa De Peña Díaz.
Los cortos exhibidos fueron dedicados a grandes mujeres que lucharon por causas justas como el voto femenino, el enfrentamiento a la dictadura de Trujillo, la soberanía nacional durante la Guerra de Abril, la verdadera democracia durante el gobierno autoritario de Balaguer, así como por el derecho a la tierra.
Los nombres de mujeres como Abigail Mejía, Tomasina Cabral, Carmen Mazara, Tina Bazuca, Miriam Pinedo, Piky Lora, Mamá Tingó, entre otras fueron recordados a través de la magia del cine, del poder de ese arte que provoca en los espectadores emociones, reflexiones y fomenta su espíritu crítico.
Estos videos de diferentes directores jóvenes tanto hombres como mujeres, provenientes de diferentes regiones del país, son una muestra de lo que el cine dominicano puede lograr, ya que con un celular sencillo se crearon obras sumamente interesantes y bien logradas en cuanto a guion, actuaciones, musicalización y lenguaje cinematográfico.
Iniciativas como estas deben ser fomentadas para poner la creación cinematográfica al alcance de todos, para que la educación artística se convierta en un mecanismo que a través de lo sensible contribuya al desarrollo del pensamiento patriótico y transformador de los dominicanos, en especial el de las nuevas generaciones.