Por: María de las Nieves Fals Fors
Historiadora del Arte
La exposición de arte infantil “Pequeños grandiosos”, organizada por la Fundación Nacional de Niños por las Artes (Funanart) con la participación de niños y adolescentes de la Escuela de Artes Plásticas Cándido Bidó, la Escuela de Pintura y Dibujo Fernelis Ferreras, la Escuela de Arte Guillo Pérez, el Taller de Arte Rosa Paulino, la Escuela de Pintura Abuelita Carmen y de la propia Funanart, incluyó obras muy logradas que reflejan el inmenso mundo infantil.
Fue presentada el 3 y 4 de marzo de 2023 e incluyó un interesante plan de talleres de dibujo, de pintura, la elaboración de un mural colectivo y la entrega de certificados de participación.
Objetos artísticos elaborados con materiales reciclados, naturalezas muertas, paisajes polícromos, peces que danzan, la paz representada en una paloma de alas abiertas, una mazana brillante y una lámpara de gas que ilumina la esperanza, un caballo rojo que recuerda al “Jinete azul” que navega sobre el cielo, el mar infinito de olas eternas y un corazón en el centro de las manos de los “pinos nuevos” que se lanzan al futuro para renovar la vida.
Todo esto, toda esta savia nueva y limpia, dio luz a los lienzos y soportes que son matriz de este banquete de rupturas, de “gritos originales”, de frescor y miradas sin miedo hacia el futuro.
Bajo la premisa de solo guiar, de no imponer, de dar recursos para expresarse a los participantes con la libertad que sólo el arte postmoderno permite al artista de todas las edades, priorizando la sinceridad en el hacer de cada niño, se realizaron también “in situ” obras diversas usando el dibujo, la cuadrícula, las perspectivas y los sombreados ocasionales o simplemente los trazos que una mano joven convertía en su huella y su legado.
El arte “como forma efectiva de aprender”, como instrumento de desarrollo de la personalidad infantil, “como forma de crecer, desenvolverse y madurar” al decir de Franz Cizek, como herramienta para “el desarrollo humano” según los planteamientos de Gardner, el arte en fin como forma natural de autorrealización, de plenitud, de renovación personal y social, estuvo presente en cada pared, en las mesas de trabajo colaborativo, en los cortes precisos y el colorido de los floreros creados con botellas de plástico, en la sonrisa de las animadoras que alegraron con canciones un sábado hermoso en los salones el patio de la Fundación Nacional de Niños por las
Artes.
Esta actividad fue además una forma de integrar también a los padres a las experiencias de aprendizaje artístico de sus hijos, de que pudieran confraternizar con ellos y revivir en sus almas lo intuitivo, lo sensible y la magia de poner una oveja dentro de la caja de cartón de “El Principito”, de limpiar de baobabs el tiempo y el espacio de convivencia, para que cada familia continúe siendo un soporte de comprensión y alegría para cada uno de sus miembros.
Actividades como esta evidencian que la educación artística como “eje transversal que recorre todas las materias” es sumamente necesaria en la formación ética, cívica e integral de las futuras generaciones.
Felicitamos esta encomiable iniciativa de los maestros y directores de las escuelas participantes y de Funanart por su contribución a la formación de sujetos críticos, sensibles a su entorno, capaces de imaginar, de proyectar, de resolver problemas prácticos a través del poder infinito de lo estético.