Karol G inauguró en la noche de este domingo el Festival Internacional de la Canción de la ciudad chilena de Viña del Mar, que vuelve tras dos años de suspensión por la COVID-19, y se arropó en el calor del público chileno a apenas cuatro días para estrenar su nuevo disco, «Mañana será bonito».
«¡De oro, de oro, de oro!», los espectadores gritaron al unísono el éxito de la cantante colombiana para aque la organización le otorgase la gaviota de plata, primero, y la de oro, después, símbolo de la aprobación del público en el histórico anfiteatro del parque de la Quinta Vergara, en el corazón de Viña del Mar.
La artista montó su actuación con varias apelaciones a su futuro álbum, como el canto en exclusiva del tema que da nombre al disco, «Mañana será bonito», o la canción que estrenó cuatro días atrás, «X si volvemos», demostrando que el Festival de Viña del Mar sigue siendo un altavoz mundial de la cultura latinoamericana.
Karol G, la que para muchos es la principal artista actual de la música urbana mundial, revindicó a los artistas chilenos de su género musical, que han tenido un ascenso exponencial en el último año, y ofreció una colaboración inédita con el chileno Cris MJ y su éxito «Una noche en Medellín».
El día inaugural del Festival de Viña del Mar, que se alargará durante seis días, lo completaron dos mujeres más: la cantante chilena de música urbana, Paloma Mami, y la comediante Pamela Leiva.
Es la primera vez, en las seis décadas de historia del festival, que tres mujeres copan las tres principales actuaciones del día inaugural.
Karol G salió a escena acompañada por cinco bailarinas y con su banda personal, formada por otras cinco mujeres: «Las mujeres tenemos mucho que contar», reivindicó la colombiana instantes antes de recibir la gaviota de oro.
Los asistentes al festival abarrotaron las calles aledañas al anfiteatro de la Quinta Vergara durante buena parte de la tarde: «Yo he venido a ver a Paloma Mami (…). Espero luces, bailarines… y que lo de todo de ese ‘flow’ que tiene en sus vídeoclips, ¡y estoy para corear todas sus canciones!», decía a EFE uno joven, Pablo Tapia, poco antes del inicio de los conciertos.
«Todo chileno sabe que el Festival de Viña del Mar es importante, porque representa todo lo latino que tenemos», expresó Tapia.
Si bien la ilusión de volver a la Quinta Vergara era generalizada, el evento tuvo presente a las víctimas de los graves incendios que han quemado este febrero el sur del país y a las personas que, semanas atrás, perdieron sus casas en otros fuegos a pocos metros del anfiteatro del festival y a las puertas del día de Navidad.
Una de esas personas, Caroline Valenzuela, asistió con su madre al día inaugural del festival, con entradas que la municipalidad regaló a damnificados del incendio de diciembre en Viña del Mar: «Vivimos un poco más arriba de la Quinta Vergara, siempre se escucha la música desde casa. Pero venir acá, en presencial, es diferente, para vivir en persona la música».
«Es un momento más doloroso que en otras ocasiones -dijo Valenzuela-, pero una logra desconectar del tema de la reconstrucción y los trámites tras el incendio», explicó a EFE.