Petra Saviñón Ferreras
Todas las personas que brindan un servicio, sin importar el tipo, ostentan cierta superioridad que las coloca por encima del solicitante y que con tanta frecuencia usan para avasallar, denigrar, denostar.
Así, en los establecimientos públicos pero igual privados, la gente tiende a requerir sumisa, como si de un favor tratara, para evitar el mal humor del que le atiende, sus respuestas groseras, sus burlas.
En los centros sanitarios es donde está más evidenciada esa actitud, quizás por lo dolorosas de las situaciones que registran los usuarios, que encima de soportar sufrimiento físico y emocional, son víctimas de empleados que olvidan quién paga sus sueldos.
Esta realidad la recogen hospitales, clínicas y hasta dispensarios de organizaciones no gubernamentales y religiosas, instalados en barrios carenciados para atenuar la precariedad del acceso a la salud.
El maltrato empieza con el personal que atiende en ventanilla, llega hasta los médicos e incluso sigue en el de limpieza, con menos contacto con el paciente pero igual puede dar rapapolvo y hasta intervenir en cuestiones que no le incumben.
Este comportamiento de servidores que deben estar prestos a honrar su título lacera, lastima al que lo recibe y al sistema, ya bastante debilitado por esa y otras múltiples carencias.
Claro que esto es extensivo a muchas áreas, como la educación, otro derecho básico zarandeado y mendigado, en el que impera el temor de alumnos y padres a docentes que vejan y marginan y permiten el maltrato entre compañeros, en planteles estatales y en los otros.
Sí, igual hay un giro y casos execrables de alumnos que agreden a profesores pero la nota pesada es aún la inversa, sobre todo en barrios empobrecidos del Gran Santo Domingo y zonas rurales.
Qué pena, qué vergüenza que todavía tengamos este tipo de comportamiento en un Estado que debe asumir como bandera el respeto a la dignidad humana y a los ciudadanos como centro de sus políticas para garantizar estabilidad y defenderlo en cualquier instancia. Sí, pública y privada.