Por María Fals
M.A. Crítica e Historiadora del Arte
Este escrito constituye un tercer artículo que forma parte de un ciclo de textos dedicados a promover el conocimiento del público en general sobre la evolución de las artes visuales en el Caribe.
El escaso tratamiento de este tema en los textos al alcance del público en general, hace perentorio que se difundan los aportes de los artistas visuales y de otras manifestaciones al arte universal, dada la necesidad que tenemos los habitantes del Caribe de auto conocernos para hacer frente al llamado “imperialismo cultural”, comprendiendo de forma más clara “quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos”.
En el siglo XIX se impone el academicismo con visos realistas y románticos en la plástica dominicana. Se destacan los temas costumbristas, el retrato y el paisaje. Entre los principales creadores se encuentraron Luis Desangles Civili, que desarrolló una importante producción artística en la República Dominicana y también en Santiago de Cuba, donde colaboró en la fundación de la Academia de Pintura y realizó pinturas al fresco de carácter religioso en su Catedral.
También se destacan Leopoldo Navarro, Abelardo Rodríguez Urdaneta, quien además fue escultor y fotógrafo, Adriana Billini, que se formó en Cuba en la Academia de San Alejandro y además, Celeste Woss y Gil, artista nacida en 1890, que tuvo vínculos con las artes en Santiago de Cuba, ciudad en la que pasó parte del exilio político de su padre. Allí expuso y fue discípula de José Joaquín Tejada. Posteriormente viajó y estudió en los Estados Unidos, retornando luego a la República Dominicana, donde fue una innovadora de las artes plásticas y profesora de la Escuela Nacional de Bellas Artes.
En la década del 40 se integran a la plástica desarrollada en nuestra media isla los artistas emigrados de España, debido a la Guerra Civil, entre ellos Manolo Pascual, primer director de la Escuela Nacional de Bellas Artes, fundada en 1942, el muralista José Vela Zanetti, el escultor, ceramista, dibujante Antonio Prats Ventós, Eugenio Granell poeta y pintor, José Gausachs, pintor y dibujante de líneas fluidas y hermoso colorido.
En las décadas del 40 y del 50 se presentan los grandes artistas dominicanos Jaime Colson, Darío Suro y Gilberto Hernández Ortega, quienes se acercan en diferentes obras a la temática de lo afro dominicano, destacando una de nuestras raíces culturales.
Paul Giudicelli, fallecido prematuramente, inicia sus estudios de pintura en 1948 creando un lenguaje sígnico sumamente interesante y ganando la Bienal de 1963 con la obra “Meditación sobre la armadura de un soldado”.
Ya en la década del 60 se destacan las artistas Rosa Tavárez, de factura expresionista y excelente trabajo de los matices de rojo y de otras tonalidades, Elsa Núñez cuyas figuras elegantes y estilizadas son reflejo de su vida y temperamento. Silvano Lora y José Ramírez Conde quienes desarrollaron un arte renovador, comprometido socialmente y estuvieron vinculados al grupo “Arte y Liberación”. También hicieron una obra de gran valor formal y conceptual Eligio Pichardo, Domingo Liz, Fernando Peña Defilló, Leopoldo Pérez (Lepe)Ada Balcácer, Aquiles Azar García, entre otros artistas.
A partir de los años setenta y ochenta del siglo XX, una pléyade de artistas dominicanos se ha formado proyectando sus obras dentro y fuera del país. Entre ellos se aprecia a Iván Tovar, que fue homenajeado en la reciente exposición inmersiva “Tovar. Surrealismo Vivo” realizada del 6 de abril al 6 de julio de este año en la plaza España, bajo la dirección artística de María Castillo con el apoyo de un excelente equipo de trabajo, auspiciada por la fundación Tovar y por el coleccionista Héctor José Rizek.
Desde fines del siglo XX al hoy han ido surgiendo nuevas generaciones de artistas tales como el escultor Freddie Cabral con sus cuarenta años dedicado a la cerámica y al trabajo de la madera y el metal, el también escultor Manuel Barías con su excelente obra, Germán García y su Metamorfosis de color, geometrismo y fluidez, Lily Ayala que destaca en el uso del reciclaje, Pilar Asmar y su retorno al color, Iris Pérez, actual directora de la ENAV con su arte comprometido y maravilloso, José Ignacio Azar y sus corazones con secretos revelados, José Almonte con los aviones de papel, José Levy y su expresionismo crítico, Miguel Ramírez con sus instalaciones poéticas y Julián Amado como maestro del dibujo y el color.
Entre los más recientes creadores se encuentran Nércido Beltré, Mikusi Montana, Zoraydi García Fermín, Benjamín Cruz, Ramón Calcaño y muchos egresados de Altos de Chavón, de la ENAV y de la Escuela de Artes plásticas de la Facultad de Artes de la UASD, portadores de una alta estética y un gran manejo técnico que demuestra que el arte dominicano continúa desarrollándose y “sigue siempre adelante, rumbo a la esperanza”.