Por María Fals
M.A. Crítica e Historiadora del Arte
Un campo de estudio poco divulgado a nivel del Caribe es el de la evolución de las artes visuales en los países que lo integran. Conocemos más de las características de la obra de Pablo Picasso que la de Antonio Martorrell, y muchos desconocemos la influencia del movimiento rastafari en las artes visuales de Jamaica.
Una de las causas principales de esta problemática es la escasa posibilidad de acceso a información sobre estos temas del público en general, en tanto que sobre arte europeo y norteamericano existen múltiples fuentes al alcance de un clic.
Por esto dedicaremos dos artículos consecutivos en El
Digital.com.do con el propósito de ofrecer un breve panorama sobre el arte caribeño insular y motivar a las personas a profundizar en este tema apasionante. Se comenzará con el arte de Haití, Jamaica y Puerto Rico y en un segundo texto se trabajarán las artes visuales en la República Dominicana y Cuba.
Las artes visuales del Caribe Insular, específicamente de Las Antillas Mayores, tienen aspectos que las unifican al mismo tiempo que muestran su gran diversidad en los aspectos formales y conceptuales.
Nuestras naciones comparten las raíces precolombinas taínas y las africanas, así como las adquiridas a través de procesos de colonización que llevaron en muchos casos a devenires históricos divergentes. Todas pertenecieron a España a partir de los siglos XV y XVI, pero posteriormente algunas fueron ocupadas por otras metrópolis como es el caso de Jamaica, que fue colonia inglesa a partir de 1644 y de Haití, que pasó a ser oficialmente posesión de Francia a través del Tratado de Aranjuez en 1777.
Todas ellas alcanzan también su independencia en momentos históricos disímiles. Haití fue el primer territorio del Caribe Insular que logro su independencia (1804), mientras la República Dominicana fue libre e independiente de Haití a partir de 1844. En 1898, Cuba deja de ser colonia de España, pero es ocupada por EE. UU hasta 1902. Puerto Rico, a través del tratado de París, pasó a ser posesión de EE. UU en 1898 y alcanzó el estatus de Estado Libre Asociado en 1950. Un proceso muy tardío de liberación nacional ocurrió en Jamaica, que se convirtió en país independiente a partir de 1962.
Entrando en el análisis de la evolución de las artes visuales en el Caribe, queremos plantear que en Haití se desarrolla una corriente académica en el siglo XIX con la llegada de pintores franceses como Barincourt quienes trabajaban para la corte de Henri Christophe. Se funda la Academia de Pintura y Grabado de Puerto Príncipe en 1850, desarrollándose la pintura religiosa y el retrato. La llegada de William Scott, artista afro-estadounidense que se estableció en Petionville en 1930, marca un punto importante para la divulgación y desarrollo de las artes visuales en Haití.
En 1944 De Witt Peters, artista también norteamericano, funda el Centro de Arte Haitiano que entró en franca oposición con la corriente académica. En este Centro se desarrolló una pintura relacionada con sus tradiciones culturales, de factura libre, donde predomina lo espontáneo, los colores planos y una tendencia hacia lo Naif. Se destacaron allí Héctor Hipolite, Castera Bazille, Philomé Obin, entre otros.
A finales de la década del 50 del siglo XX, ocurre la crisis del Centro de Arte Haitiano. Se fundó Le Foyers des Arts Plastiques, dirigido por Dieudonné Cédor, se va dejando a un lado el primitivismo para incursionar en un arte de Vanguardia y Post vanguardia de gran valor formal y conceptual.
Desde la década del 70 del siglo XX hasta el hoy, se ha producido un significativo éxodo de artistas haitianos por razones políticas y económicas, desarrollando sus obras fundamentalmente en el extranjero artistas de la talla de Hervé Telemaque (1937) que ha radicado en Francia y los EE.UU y Francia desarrollando una obra que puede ubicarse en el Pop Art, Bernard Séjourné (1947-1994) con sus paisajes y figuras de mujeres estilizadas, y Sacha Tebó (1934-2004) quien vivió en Islas Vírgenes y la República Dominicana, cuya obra explora en el mundo sígnico del universo taino y afrocaribeño.
La pintura en Jamaica se desarrolla relativamente tarde. Se caracteriza por el predominio del autodidactismo, el abundante uso del tema costumbrista y del retorno a África por el auge del movimiento rastafari. A mediados del siglo XX ocurre la fundación del Centro de Arte Creativo de Kingston. En 1975 se produce en México la exposición “Treinta artistas jamaiquinos” que favoreció que las artes visuales de ese país pudieran ser difundidas a nivel internacional.
Un precursor del desarrollo actual de las artes visuales en Jamaica fue el artista Isaac Méndez Belisario (1795-1849) que pinta paisajes de plantaciones de cacao, campesinos y temas costumbristas.
En el siglo XX se desarrollan los trabajos artísticos de Albert Huie (1920-2010) quien se mueve dentro de la influencia del Postimpresionismo, del Muralismo Mexicano y desarrolla los géneros del retrato, el paisaje y costumbrista con cierto matiz sociopolítico nacionalista de crítica social.
Entre las décadas del 60, 70 y 80 del siglo XX se observa una evolución artística vinculada a movimiento rastafari y a una búsqueda de la identidad nacional a partir del rescate de las raíces africanas. En esos momentos existen artistas visuales destacados como Arnold Tucker, Everald Brown y Clinton Brown. Christopher González fue un pintor y escultor de alta calidad, fallecido en el 2008 y conocido internacionalmente. Realizó una excelente estatua de Bob Marley de 9 pies de altura.
Puerto Rico tuvo dos grandes artistas que abrieron el camino del desarrollo de las artes visuales en esa isla caribeña. Fueron ellos José Campeche Jordán (1751-1809) gran retratista y Francisco Oller (1833-1917), pintor realista que desarrolló primero una amplia obra en Francia y luego se trasladó de forma definitiva a su isla natal.
Un género muy reconocido dentro de las artes visuales puertorriqueñas es el cartel, que tiene su auge a partir de la década del 50 del siglo XX. Su auge fue propiciado por la creación de la División de Educación para la Comunidad dentro del Departamento de Instrucción Pública y estuvo orientado a informar, transmitir los valores culturales autóctonos y educar al pueblo.
El cartel puertorriqueño se caracteriza por el letrismo, es decir, por una composición donde la letra representa el tema y adorna parte del diseño siendo a la vez representación literaria y pictórica. En el cartel en Puerto Rico se desatacan, entre otros, Lorenzo Homar, Antonio Maldonado y Antonio Martorell.