Petra Saviñón Ferreras
Como parte de una campaña para frenar la lucha contra la corrupción, fue definida por sectores la imputación de acoso sexual contra el presidente de la Cámara de Cuentas, Janel Andrés Ramírez Sánchez. Sin embargo…
La cuestión gira con el depósito formal por ante el Ministerio Público de una denuncia. Los vientos soplan contra el joven funcionario y claro, contra los que atribuían la cuestión a una trama de aquellos que persiguen inmunidad. Obvio, hay que probar esto.
Las dos denunciantes hicieron constar entre sus declaraciones remitidas a la Procuraduría General que el servidor público de grado superior (sí, por eso es acoso) las tenía intimidadas.
Esta situación debe llamar a reflexión, a aguardar antes de hablar, de calificar hechos que son materia de los órganos investigadores y del Poder Judicial. Es cierto que el acoso sexual es difícil de probar, pero esto no lo convierte en inexistente.
El documento entregado por las empleadas, por cierto, ambas abogadas, relata episodios incómodos que habrían vivido en el despacho de su superior e incluso en presencia de otras personas.
Ya esto da un aval a esa denuncia, una fuerza a tomar en cuenta por las autoridades que manejarán el expediente, lo mismo que debe ser oída la versión de esos compañeros que habrían estado en las reuniones.
De acuerdo con el texto, los acosos ocurrieron en jornadas extendidas, fines de semanas y de madrugada en la sede de la institución, cuando trabajaban con auditorías a solicitud de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca).
Ahora el debate versa sobre la licencia que debe tomar el incumbente para ponerse a disposición de una pesquisa que ha de ser seria, confiable. Los legisladores difieren sobre este alto en sus funciones y hasta en esto hay pérdida de tiempo, y el señalado los tiene en espera.
De repente podría ocurrir que el verdadero ardid consistía en hacer creer que las declaraciones contra este hombre eran una cortina de humo, para tronchar investigaciones en curso o cubrir otros casos, todo para difuminar su culpa.
O sea, la trama sería hacer creer que hay una trama ¿Cierto?
A las supuestas acosadas les compete mantener su postura y llegar hasta el final si tienen la verdad en la mano. De no ser así, de tratarse todo de una estratagema para dañar la moral de Janel Andrés Ramírez Sánchez, entonces habría que abrir otra investigación para determinar qué buscan, por qué, para qué y para quién.