Roland Mesnier, el pastelero nacido en Francia que deleitó con sus postres a cinco presidentes estadounidenses, murió a los 78 años en Estados Unidos, indicó este domingo su familia.
El maestro pastelero, que llegó a la Casa Blanca en 1979 y trabajó allí hasta su retiro en 2004, murió el viernes en el estado de Virginia, en la costa este, señalaron su hijo, George Mesnier, y su hermana mayor, Geneviève Guyez Mesnier.
Nacido en Bonnay, un pequeño pueblo del este de Francia, en una familia modesta de nueve hijos, había trabajado en grandes hoteles en Alemania, Reino Unido y las Bermudas antes de que la primera dama Rosalynn Carter, esposa del presidente Jimmy Carter, lo contratara en 1979.
«Tengo tan buenos recuerdos del chef Mesnier», tuiteó el sábado la ex primera dama de Estados Unidos Hillary Clinton, junto a una foto de ella con él.
El Instituto y la Fundación Presidencial Ronald Reagan también expresaron sus condolencias por el fallecimiento de Mesnier y señalaron que se había desempeñado como pastelero ejecutivo de la Casa Blanca durante 25 años.
«Su pasión, compromiso y amor por su trabajo siempre serán recordados», dijo la fundación sobre Mesnier, que también tenía ciudadanía estadounidense.
Sus varios libros
El chef publicó varios libros y habló ampliamente sobre su experiencia en la Casa Blanca tras su retiro.
En una entrevista televisiva de 2013 contó que Rosalynn Carter le preguntó qué planeaba cocinar en la mansión del 1600 de la Avenida Pensilvania en caso de que lo contrataran.
«Muchos postres bajos en calorías», respondió. «La señora Carter era una mujer muy bonita, muy delgada, así que pensé que era una pregunta capciosa».
«Mi respuesta fue la correcta, porque (Rosalyn Carter) le dijo a su secretaria ‘este es el chef que quiero, y lo quiero lo antes posible», relató.
Mesnier no era avaro en anécdotas sobre los presidentes y sus familias.
Dijo por ejemplo que George W. Bush era fanático del helado de nuez y «el hombre más impaciente» que había conocido»; que Nancy Reagan era una «absoluta perfeccionista»; y que Bill Clinton era alérgico «al azúcar, a la harina y al chocolate» pero muy glotón, por lo que debía prepararle postres sin esos ingredientes.
Si bien aseguraba apreciar mucho a los Carter, a los que consideraba «gente formidable», le horrizaba una de las recetas favoritas de la pareja, que había que preparar para grandes recepciones.
Para este platillo «había que usar los quesos más pegajosos que se pudieran encontrar, mezclarlos, agregar anchoas y todo tipo de cosas, luego se ponía eso en aros (…) y en el medio se ponía una mermelada de fresas».
«Lo gracioso es que la señora Carter siempre revisaba que esa cosa estuviera sobre la mesa. Lo estaba, pero nadie jamás la tocaba», agregó.
Así que «la volvíamos a poner en el congelador y la sacábamos para cada buffet. Creo que el mismo (plato) duró cuatro años».
De agencias