Redacción elDigital.com.do
A las 11:27 de la noche, restando 33 minutos para las 12:00, de ayer miércoles 6 de julio, el empresario Lisandro Macarrulla solicitó al presidente de la República, Luis Abinader, una licencia en su alta posición de ministro de la Presidencia, tras el Ministerio Público informar que un hijo suyo está implicado en el ‘Caso Medusa’, en el cual se acusa al exprocurador general, Jean Alain Rodríguez, y otros exfuncionarios de cometer un alegado fraude millonario contra el Estado dominicano.
Un anuncio poco analizado, desde el punto de vista de su impacto comunicacional y, por de más, sin astucia política, en donde la informalidad jugó un rol protagónico.
Con la llegada de Twitter, la red social más usada por el liderazgo mundial, muchos han creído que todo debe anunciarse por esta vía, a la espera de igual resultado, sin tomar en cuenta el peso de la figura e importancia de lo que se informa. Hay formas y fondos, como en todo…
En este caso, Twitter no fue el canal idóneo, por la informalidad de la vía y lo escueto del mensaje. Se trata, además, de un ministro de la Presidencia, que anuncia ‘alejarse’ de su puesto. También, y lo más importante, no aprovechó la oportunidad para defender su honra y a su familia.
_¿Lo prudente y atinado? una rueda de prensa, en una hora puntual -10:00 de la mañana, 3:00 de la tarde u 8:00 de la noche- o en otro caso, a través de la formalidad de una carta, dirigida a su presidente y amigo, ofreciendo una aclaración a la población.
“De conformidad con las facultades establecidas en la Ley de Función Pública he solicitado al Presidente de la República una licencia de mi posición como Ministro de la Presidencia”, escribió escuetamente el empresario que decidió entrar a la política a la llegada de este gobierno.
¿Por qué una licencia y no una renuncia? es el tercero de los por qué que nos hacemos. Una renuncia se hubiese traducido en un accionar inteligente y desprendido, a la espera de que el tiempo hable.